A grosso modo, el autismo se puede definir como un trastorno
evolutivo que afecta la comunicación y la interacción de una persona con los
demás. Quienes lo padecen no son capaces de relacionarse en forma significativa
con aquellos que los rodean, lo que genera también una gran dificultad en
otorgar sentido a la realidad en general. Lo anterior, permite comprender que
las personas autistas no logran captar ni comprender los sentimientos de los
demás, y si lo hacen , es sólo en forma muy limitada. Todos estos síntomas se
relacionan también con una gran dificultad para el aprendizaje.
En forma consensual se ha determinado que existen tres áreas
que provocan serios problemas a las personas autistas. En primer lugar se
encuentra la interacción social. El autismo impide a las personas crear
relaciones sociales, mostrándose como distantes e indiferentes frente a los
demás, incluso con aquellos que les son más cercanos. Por otra parte, el área de
la Comunicación Social es una de la que más problemas acarrea a estas personas,
ya que no sólo se ve empobrecida la comunicación verbal, sino que también la no
verbal, no pudiendo comprender el significado de gestos, tanto faciales como
corporales, así como las diferencias en las tonalidades de la voz. Por último,
como tercera área, encontramos a la Imaginación. En este ámbito se ha observado
una importante dificultad en el desarrollo del juego y de la imaginación,
tendiendo a copiar en forma perseverante y rígida lo que observan en el
ambiente. De lo anterior se desprende una gran dificultad de las personas
autistas de modificar su comportamiento, mostrando un gran apego a las rutinas.
Las causas de este trastorno no están realmente descritas, no
obstante, se cree que existe una alta prevalencia genética, así como también
alteraciones en el desarrollo cerebral antes, o bien, durante o poco después del
nacimiento.
El autismo resulta difícil de detectar, sin embargo, es más
simple observarlo durante la primera infancia, cuando los niños tienden a
mostrar un apego, extrañamente grande, a ciertos objetos que no tienen una
importancia o fin aparente. Es observable también cierta predisposición a
concentrarse en sonidos o movimientos sistemáticos y repetitivos, además de la
tendencia de poner objetos en filas o patrones que se repiten una y otra vez.
El tratamiento y la convivencia con personas autistas no
resulta fácil, por lo que es indispensable la comunicación y asesoría constante
con especialistas que conformen un equipo multidisciplinar de atención, tanto
para la familia, como para quien padece el trastorno.