El codo de tenista o epicondilitis es una lesión de los
músculos de la cara lateral externa del codo que se produce por un exceso de
esfuerzo de esa zona por medio de un movimiento repetitivo; la lesión es
relativamente común entre las lesiones deportivas de quienes practican el tenis,
de allí su nombre. La contracción
repetida de las fibras musculares del antebrazo provoca una tensión en los
puntos en que los tendones se insertan en el hueso del codo. Por lo general, se
manifiesta con dolor, aún estando en reposo y puede producirse una contractura
muscular si el tendón es estirado pasivamente.
Existen dos tipos de lesión: la epicondilitis lateral y la
medial. La primera, es la lesión más frecuente de las extremidades superiores
para los tenistas y es el resultado de un esfuerzo excesivo sobre los tendones
extensores del brazo. Es más corriente en los jugadores amateur y suele
producirse como consecuencia de un mal revés o en un saque en que se cargue toda
la fuerza en esos tendones.
La epicondilitis medial es menos frecuente que la anterior.
Se produce al girar el brazo de afuera hacia adentro, al final de la volea o al
comienzo del saque. Puede darse como codo de golfista, que se produce cuando el
jugador realiza un swing defectuoso con el tronco rígido. También puede
manifestarse como codo de nadador que se da por la falta de técnica en algunos
estilos, especialmente el de espalda.
Sin embargo, esta lesión no sólo afecta a los deportistas.
Puede producirse ante cualquier movimiento repetitivo que haga trabajar las
áreas medial y lateral del codo, como puede ser martillar.
Una persona afectada por este mal notará dolor cada vez que
quiera sujetar o agarrar objetos, sentirá que su antebrazo tiene menos fuerza y
le dolerá el codo al ejercer presión sobre éste, específicamente en la zona en
la que se insertan los tendones.
Existen diferentes métodos para tratar el codo de tenista.
Puede ser mediante el suministro de antiinflamatorios recetados por un médico,
fisioterapia, masajes con aplicación de cremas analgésicas y antiinflamatorias y
movilización. Estas técnicas suelen aplicarse de manera combinada y es
importante que antes de comenzar la terapia física el dolor haya cesado.
Para evitar el codo de tenista y lesiones similares, es esencial seleccionar
correctamente la raqueta que se utilizará. En cuanto a su material, las mejores
son las de grafito por el control que ejercen sobre la vibración y la torsión.
La medida más saludable es la media, de 95-110 pulgadas cuadradas, además, el
mango debe ser adaptado al tamaño de la de mano. Por último, las cuerdas deben
ser de nylon sintético y cambiadas una vez al año. Lo mejor es mantener la
tensión en el límite más bajo ya que así se transmite una menor vibración al
brazo.