También es conocido como SAE por sus siglas en español o como
FAS por las siglas inglesas de “foreign accent syndrome”. Es una condición que
se deriva de alguna enfermedad crónica en el cerebro humano. A mi entender se
habrá documentado un centenar de casos entre 1904 la fecha actual en América y
Europa. Es posible que en todo el mundo no excedan de doscientos o trecientos
casos si contamos los no documentados.
Como puede verse se trata de una
condición muy extraña y poco frecuente. Por lo poco que se ha podido estudiar
esta condición se debe a un efecto secundario de alguna lesión en el cerebro que
afecta la coordinación y articulación de las palabras. El primer caso
documentado data del año 1904 por un médico francés pero es hasta 1941 cuando el
doctor Georg Herman Monrad-Krohn, neurólogo noruego especialista en problemas
del habla, que estudia detalladamente un caso donde una mujer experimenta este
síndrome después de recuperarse de una lesión en la cabeza a causa de la
metralla que se produjo durante un bombardeo. El hecho es trágico en muchos
sentidos ya que después de su recuperación (para nada sencilla) la pobre mujer
hablaba con un acento marcadamente alemán lo que causó el rechazo de sus
compatriotas.
Luego se han logrado documentar y estudiar otros casos con mayor o
menor detalle con un único denominador común: la personas no experimentan ningún
problema del habla hasta que ocurre algún accidente que daña el cerebro. Más
concretamente un daño en la región del habla y del cerebelo. Hoy por hoy se sabe
que las principales causas de este síndrome son la apoplejía (causa principal),
un traumatismo en el cerebro, como un golpe contundente en el cráneo; hemorragia
cerebral y esclerosis múltiple.
La cuestión es que todas esas causas producen
una gran variedad de síntomas que en muchas ocasiones la enmascaran, como podría
ser una parálisis parcial del cuerpo. Esa es la principal razón por la que los
primeros casos descritos y estudiados están asociados a traumatismos muy
puntuales o localizados como ocurriría con la esquirla de una bala y la metralla
de una granada, que básicamente dejan un daño permanente en una región del
cerebro muy específica. También es la misma razón que ha permitido determinar
cuales son las regiones del cerebro que se afectan cuando esto ocurre.
He de
mencionar que algunos casos recientes del síndrome de acento extranjero se “escapan” a las causas mencionadas y
que tienen un proceso degenerativo. Para aclararlo esta particular forma de
hablar empezaría
con un pequeño “dejo” que luego se vuelve más marcado, se cree que está asociado
a alguna enfermedad viral o parasitaria pero no ha habido un diagnóstico
preciso, es lamentable que no se cuente con más información. Las personas con
SAE suelen sentirse muy aisladas, por ejemplo cuando los familiares piensan que
se trata de alguna pedantería de la persona o algún tipo de retraso mental
causado por las lesiones de las que se recupera, lo cual denota más bien
ignorancia.
Y no es de extrañar debido a lo raro que resulta encontrar un
paciente con SAE. Por lo general un poco de terapia del lenguaje puede ayudar a
estas personas pero sobre todo asesoramiento tanto al paciente como a los
familiares y amigos, lo cual redunda en una mejor calidad de vida.