Existen varios nombres para este padecimiento: dolor del
miembro fantasma, sensación fantasma o simplemente se le denomina miembro
fantasma. Es una sensación que experimentan más del ochenta por ciento de las
personas que han sufrido la amputación de un miembro: la mano, el brazo, el pie, la
pierna o parte de ellos. Se reportan también casos que describen tener la
sensación por la ausencia de una oreja, de otras partes del rostro y hasta la
ausencia de costillas que por alguna razón fue necesario amputar.
Una amputación
es algo muy serio y en tiempos en que muchos países pasan por guerras civiles, y
sobre todo donde las grandes potencias tienen intereses y tratan de intervenir,
generalmente con buenas intenciones, pues los soldados, niños y muchísimas
personas se enfrentan en no pocas ocasiones a la amputación de un miembro. No
puedo deja de mencionar a aquellos que se ven amputados en accidentes de trabajo
o de carretera, ni de los que la experimentan debido a enfermedades como la
diabetes.
Un tío mío experimentó una amputación debido a un émbolo en su pierna,
nunca supimos si se trató de un émbolo graso o si se trató de una tromboembolia
pero el único síntoma que experimentó fue un constante dolor, debido a que sus
músculos estaban muriendo. Cuando se pudo diagnosticar correctamente ya era
tarde para salvar la pierna, la amputación llega hasta la rodilla. Él en
particular experimenta un dolor constante y la sensación de que la pierna está
allí. Los pacientes en general describen desde un simple cosquilleo, un
hormigueo, un entumecimiento, sensaciones de calor o frío; en caso de manos y
pie describen la sensación de que los dedos se mueven, o que el brazo o la
pierna están en una posición muy extraña; también describen algo parecido como a
un encogimiento de la extremidad; finalmente describen dolores como pellizcos
hasta un dolor muy intenso y agudo.
En los casos donde el dolor es menos
intensos un simple analgésico es lo mejor, pero en casos muy serios se hace
necesario de medicamentos más fuertes. De hecho son opiáceos los que se suelen
recomendar con un grave efecto colateral: la adicción. Pero no hay salida, solo
el increíble efecto que estas sustancias tienen sobre el cerebro es lo
suficientemente poderoso para evitar que sigan experimentando el dolor tan
intenso.
Es ese efecto el origina una de las muchas explicaciones a la
existencia de este fenómeno. Empezaré con las más simples: la primera aduce que
las terminales nerviosas dañadas mandan al azar señales al cerebro que producen
tales sensaciones o dolores, sin embargo esto podría aplicarse principalmente a
los primeros días después de la amputación; otros aducen que el dolor es de
origen psicosomático o psicológico, pues la personas experimentan verdaderos
traumas emocionales durante las amputaciones, aunque la mayoría de los
especialistas consideran hoy por hoy que podría descartarse tal explicación.
Hoy
día, con técnicas tan novedosas como la resonancia funcional o el TAC funcional
es posible analizar los cerebros de estas personas con miembros fantasma y encontrar una explicación
más plausible. Al analizar el funcionamiento del cerebro se encontró que este
experimenta una reorganización para “aprender” a lidiar con las nuevas
condiciones del cuerpo, explicación que ya se había sugerido debido al uso de
opiáceos que mencioné antes.
Según esto la parte del cerebro que “administraba”
el miembro ausente no se deja de usar, las secciones “vecinas” invaden esa
sección para aprovecharla haciendo nuevas conexiones nerviosas, que son al fin y
al cabo la manera en que el cerebro aprende. Pero estas conexiones nuevas
estimulan las antiguas originando la sensación de que el miembro está presente,
que se mueve o que duele. De confirmarse esta teoría el uso de opiáceos podría
ser sustituido por otros medicamentos menos adictivos y más eficaces.