El violín es un instrumento de cuerda, más específicamente,
de cuerda frotada. Produce sonido mediante un arco con un manojo de fibras de
pelo de caballo tensadas, que se frota sobre las cuatro cuerdas que posee el
instrumento. Es el más pequeño de los instrumentos de cuerda y el que produce
los sonidos más agudos. Uno de los principales instrumentos en las grandes
orquestas.
El origen del violín es desconocido; sólo existen hipótesis
basadas en parecidos. Una de las teorías dice que sus antecesores son los
antiguos “arcos”, que consistían en uno grande que era sujetado con la boca, y
otro pequeño que era frotado contra el más grande. Otros piensan que viene de
instrumentos como el Nefer de Egipto, el Revanastron de India y la Lira de
Grecia y aún hay más teorías. El violín, como se conoce hoy, se construyó en el
siglo XVI en Italia. En esos años, había muchas nuevas ideas sonoras que fueron
motivadas por el Renacimiento. Tanto el violín como otros instrumentos de cuerda
frotada fueron los resultados de esas ideas. En un comienzo no era muy
considerado, hasta que en 1607, Claudio Montiverdi lo incluye en su ópera
“Orfeo”. El violín comenzó ha hacerse popular y surgieron renombrados
constructores del instrumento como Gasparo da Saló, Giovani Paolo Maggini,
Andrea Amati, Nicola Amati, Antonio Stradivari y Giuseppe Guarnieri de Gesú. Los
violines se convirtieron en los instrumentos más codiciados.
Un sinnúmero de leyendas rodean al violín, dándole un aire de
misterio casi sobrenatural. Legendario es el caso de Niccolo Paganini, el
violinista italiano del que se decía se encontraba "poseído" por el demonio,
debido a la técnica y velocidad "imposible" para la época de este virtuoso.
El violín está formado por una hermosa caja de resonancia con
curvaturas muy elegantes. La caja está compuesta del fondo y la tapa, que le dan
una forma abombada; la tapa presenta dos orificios de resonancia llamados oídos
o efes (por su forma). Los aros, que son los que van alrededor del violín le dan
la especial silueta; el puente, que está sobre la tapa y mantiene en alto las
cuerdas del violín; por detrás del puente está el cordal, que es una estructura
triangular de madera que retiene las cuerdas. Las cuerdas siguen sobre el
diapasón, que es liso, sin trastes como el de la guitarra. El diapasón está
unido a la caja mediante el talón que a su vez está continuado por el mango. La
parte trasera del diapasón es el clavijero, que recibe a las cuerdas mediante la
cejuela. Las cuerdas van anudadas y tensionadas en las clavijas. El clavijero
termina en un caracol llamado voluta (a veces la voluta tiene otras formas).
Finalmente, se encuentran dentro de la caja, dos estructuras responsables del
sonido del violín: la barra armónica y el alma. La barra armónica está a lo
largo de la tapa por debajo de las cuerdas graves. El alma está debajo del pie
derecho del puente bajo las cuerdas agudas.
En cuanto al arco, está formado por pelos o "crines" de
caballo que están tensados entre los dos extremos de la vara, que es muy
delgada. La tensión de los pelos se puede modificar por un tornillo.
El sonido del violín se produce cuando el arco se desliza por
las cuerdas del instrumento (las crines se frotan con resinas especiales para
generar la fricción adecuada, antes de tocar el instrumento), generando una
vibración constante que produce ondas sonoras. El alma transmite las vibraciones
hacia el fondo del violín, entonces se producen los sonidos con ayuda del aire
que entra por las efes.
Un factor importante para un sonido de calidad es el tipo de
madera y el barniz del violín. El fondo está hecho generalmente de madera de
arce y la tapa de madera de abeto ya que son consideradas de mejor calidad para
el violín. En cuanto al barniz, éste puede afectar el sonido del instrumento por
lo que se debe seleccionar uno de muy buena calidad. Además, debe servir para
dar belleza a la madera y protegerla.
Para tocar el violín es necesario saber sostener muy bien el
instrumento con la mano izquierda, ya que se debe producir tensión y rigidez en
el cuerpo. El mentón no debe aplastar con fuerza al violín, sólo basta apoyarlo
ligeramente.
Entre las piezas más destacadas se encuentran las siguientes:
Concierto para violín de Beethoven, Los 24 Caprichos de Paganini, Concierto Nº 1
para violín de Max Bruch, Concierto para violín de Tchaikovski, Concierto para
violín de Mendelssohn, Conciertos para violín Nº 1 y Nº 2 de Paganini, Concierto
para violín de Brahms y Concierto para violín de Saint Saens, entre otros.
En cuanto a los violinistas, los más destacados son: Niccoló
Paganini (1782-1840), Jascha Heifetz (1901-1987), Nathan Milstein (1903-1992),
David Oistrakh (1908-1974), Yehudi Menuhin (1916-1999), Isaac Stern (1920-2001),
Itzhak Perlman (1945-), Gidon Kremer (1947-), Anne-Sophie Mutter (1963-), Haylie
Ecker (1975-), Eos Chater (1976-) y Vanessa Mae (1978-), entre otros.