Es una rama de la arqueología que pretende verificar si en
efecto es posible construir los artefactos que se describen en muchos tratados
antiguos y de reproducir los que ya se conocen que fueron fabricados con fines
didácticos, para reemplazar los que ya se han deteriorado o para hacer
exposiciones en museos. La arqueología experimental es una de las disciplinas científicas más recientes y
novedosas, al punto que en muchos lugares hay una verdadera “fiebre” por
reconstruir máquinas antiguas.
Recuerdo muy bien como de niño me fascinó el ver
que un arqueólogo, golpeando rocas, obtenía un cuchillo muy elemental y como
otro mostraba como se hacía un cuchillo de pierda desgastando el material por
fricción, de esta manera mostraron como se produjo la transición entre el
período paleolítico y el neolítico de la Edad de Piedra. Existen mucho
experimentos realizados para comprobar si es posible obtener fuego y cual es la
manera más eficiente de obtenerlo, pues en cuanto a esto, siempre fue muy
especulativo el cómo se obtendría, sobre todo en prehistoria y la única
evidencia de como ser el proceso se encontraba básicamente en los procedimientos
que usaban los aborígenes americanos, australianos y de muchos lugares
repartidos en el mundo.
Recuerdo también como hasta hace poco se pudo
reconstruir el “mecanismo de Anticitera” o la “máquina de Anticitera” gracias a
una serie de estudios realizados con una máquina de TAC (tomografía axial
computarizada), demostrando que el aparato era un complejo reloj astronómico que
permitía predecir eclipses y otros fenómenos astronómicos; se cree fue
manufacturado por el gran Arquímedes de Siracusa. También se han estudiado
muchos de los inventos atribuidos a Arquímedes y otros inventores de la
antigüedad pudiendo demostrar su existencia en algunos casos y desmintiendo
otros.
Uno de los experimentos más interesantes tiene que ver con la
construcción de pirámides, estas estructuras monumentales siempre han estimulado
la imaginación de los ingenieros y constructores y no son pocas las teorías que
explican su construcción pero es poco lo se ha hecho para demostrarla. También
son impresionantes las reproducciones de obras artísticas como las estatuas del
Partenón en Atenas, Grecia, que construyeron para resguardar las originales que
se estaban deteriorando por la contaminación.
Como se puede ver la arqueología
experimental es una ciencia multidisciplinaria que hoy día tiene varias áreas de
estudio: el arte, la caza, el fuego, la metalurgia, las herramientas de piedra y
la armería. La armería es tal vez la más reciente de todas las disciplinas que
investiga la arqueología porque muchos inventos modernos vienen de las
disciplinas militares. Aunque no se trata de un hallazgo del rango de la
arqueología, el rescate reciente del “USS Monitor”, el primer buque de guerra
acorazado usado por la Armada de los Estados Unidos durante la guerra civil.
Durante la batalla de Hampton Road se enfrentó con otro acorazado, el “CSS
Virginia”, de la Armada de Estados Confederados que fue el primero de su clase
en el mundo aunque en verdad se trataba del “CSS Merrimack” reconstruido.
En
esta batalla salió vencedor el USS Monitor a pesar de que contaba solo con solo
dos cañones montados en una torre giratoria mientras que el CSS Virginia contaba
con diez cañones, cuatro a cada costado, uno al frente y otro atrás.
Técnicamente fue un empate pero la misión del CSS Virginia no se cumplió, de
allí que en realidad el USS Monitor ganara. Pues bien el CSS Virginia fue
desguazado luego de la guerra y el USS Monitor se perdió durante una tormenta en
el mar muriendo la sexta parte de sus tripulantes. En 1973 fue localizado y se
rescató entre otras partes la torreta y el ancla.
¿Y por qué tanta historia sobre
este ejemplo? resulta que alrededor del USS Monitor no solo hay una linda historia, hay más de
doscientas patentes, la mayoría sobre la construcción de la torreta y muchas de
las cuales no se han podido reproducir, de allí la importancia de rescatarla y
tratar de verificar su funcionamiento. La torreta del USS Monitor fue la primera
de su clase y la que originaría a las torretas de los buques de guerra modernos.
De allí el trabajo arqueológico experimental que realizó con este navío.