La asbestosis es una enfermedad respiratoria que se produce
cuando una persona ha inhalado fibras de asbesto. El asbesto es un material que
se encuentra en la naturaleza y, al ser procesado, es utilizado principalmente
en la construcción, pero también puede ser usado en materias textiles, envases,
e incluso algunos talcos contienen de este producto. Esta enfermedad se presenta
en cuatro de cada 10 mil personas.
Quienes se exponen a la inhalación de fibras de asbesto
pueden verse afectadas por la formación de un tejido cicatricial (lo que se
entiende por fibrosis) en el interior del pulmón. Esto se produce porque la
acción limpiadora normal del sistema inmunológico no es capaz de retirar las
partículas de forma eficaz y quedan retenidas en los pulmones. Estos se engrosan
y se producen cicatrices que los rigidizan por lo que no logran expandirse ni
contraerse de forma normal. Además, el intercambio gaseoso comienza a verse
limitado.
La gravedad de la enfermedad depende del tiempo de exposición
y la cantidad que ha sido inhalada. La inhalación de estas fibras suele
producirse en las minas de asbesto, las industrias molineras, en construcciones,
en la fabricación de refractarios y en otras industrias. La familia de las
personas que trabajan en esos lugares también corre riesgos, ya que estas fibras
pueden ser transportadas en la ropa de los operarios.
Los síntomas suelen aparecer entre 20 y 30 años después de la
exposición. Entre estos, se manifiestan una dificultad respiratoria con el
ejercicio, tos y opresión y dolor en el pecho. Para detectar la enfermedad, el
médico ausculta (con el estetoscopio) el tórax del paciente para percatarse de
la presencia de algún sonido crepitante.
Actualmente, no existe ningún tratamiento que pueda curar la
asbestosis. Lo que sí se puede hacer, en primer lugar, es eliminar todo tipo de
contacto con el asbesto. Además, existen formas para aliviar los síntomas, como
el drenaje postural (especie de lavado o aspiración de los bronquios), la
percusión del tórax y la vibración pueden ayudar a eliminar las secreciones de
los pulmones. Por último, el médico puede recetar algunos medicamentos en
aerosol que ayudan a disolver las secreciones.
Muchos de los pacientes de asbestosis pueden necesitar
recibir oxígeno, que puede ser aspirado por medio de una mascarilla o de una
cánula insertada en las fosas nasales. También se puede recurrir a un trasplante
de pulmón, con todas las dificultades que este tipo de intervenciones traen
aparejadas.
Existen otras enfermedades relacionadas con el asbesto:
placas pleurales (calcificación), mesotelioma maligno y derrame pleural. Cuando
el paciente desarrolla un mesotelioma maligno, el pronóstico es aún más
desalentador: un 75 por ciento de los afectados por esta enfermedad muere en el
curso de un año.
Hoy en día existen exigentes regulaciones que controlan a las
industrias que trabajan con asbesto. Es importante que los operarios estén en
conocimiento de ellas para exigirlas a sus empleadores y se preocupen de
examinarse periódicamente.