No me cabe duda alguna que Julio Verne se inspiró en los
relatos de Jenofonte cuando escribió el libro “Las Indias Negras”, en el que se
describe una ciudad minera ubicada en lo profundo de la tierra, sinceramente el
relato me distrajo muchas veces cuando yo era niño. Jenofonte, allá por el año
cuatrocientos antes de Cristo, describe como los habitantes de Anatolia, en la
actual Turquía, construían ciudades dentro de la tierra. Y no es broma, hay
cerca de cuarenta poblaciones construidas bajo tierra, muchas de ellas
comunicadas entre sí por túneles.
La ciudad de Derinkuyu se encuentra en esta zona y es
famosa porque más o menos el diez por ciento de la ciudad está accesible a los
visitantes. Hay varias razones por las cuales una población decide vivir bajo
tierra. La primera podría deberse a la falta de materiales de construcción, para
decirlo claro, en la zona había poca vegetación y se necesitaba para la
obtención de metales, la roca volcánica era fácil de manipular y luego está el
asunto del clima: por debajo de un metro de profundidad la temperatura no cambia
mucho, nunca pasa por encima de cinco grados Celsius y a profundidades mayores
no desciende de un grado Celsius.
En casi todo el planeta se mantiene este
comportamiento y no depende de la estación del año. También es cierto que si nos
acercamos al manto terrestre la temperatura aumenta, esto es por debajo de los
cinco o seis kilómetros de profundidad, en la parte superficial de la corteza
esto no ocurre, con excepción de las áreas volcánicas. De Derinkuyu sabemos que
hay unos veinte o dieciocho niveles de los cuales en su mayor parte se han
explorado pero el público tiene acceso a pocos, pues la mayoría todavía están en
proceso de investigación arqueológica.
En particular se supone que para el siglo VII era un ciudad viva y que unas diez mil personas podían vivir allí pero no es
la más antigua, hay otra que se supone fue ocupada en el siglo XV antes de
Cristo (veintidós siglos antes) pero ha sido menos estudiada. Por ejemplo hay
mapas en tres dimensiones (todavía en proceso) que mostrarán a todo el mundo
cómo es la ciudad hoy día y con un poco de imaginación uno puede darse idea de
como era la vida allí.
Para mencionar un par de detalles la red de túneles en
Derinkuyu era
intrincada pero para nada caótica, en puntos estratégicos había puertas de rocas
circulares que una vez cerradas impedían el acceso a toda la ciudad, sirviendo
de refugio en caso de invasiones; había sitio para animales y ductos o posos de
ventilación. Tomando en cuenta que la temperatura era constante y que debían
contar con provisiones suficientes, un asedio a la ciudad podría tener poco
sentido, dado que había un túnel que comunicaba con la ciudad más cercana, a
unos ocho kilómetros de distancia, aunque un asedio prolongado sin poder escapar
podría ser muy tortuoso y tenemos un ejemplo moderno de ello: los túneles de Cu
Chi, donde el ejército del "Viet Cong" se refugió y presentó una defensa sólida,
férrea y heroica dadas las condiciones tan insalubres en que vivieron esos
soldados bajo tierra durante la Guerra de Vietnam.
Hoy en día naciones como
Australia y Canadá fomentan este tipo de construcciones pues las ventajas son
muy obvias en climas tan extremos como los que ellos tienen. Las ciudades
subterráneas de Capadocia tampoco son exclusivas en la antigüedad, en China,
América y Europa también se dieron ejemplos notables.