La palabra viene del término “cosmo” que significa orden y
“logos” estudio. Estudia al universo o cosmos en gran escala, su origen, historia y
desarrollo, además del porqué y cómo la humanidad tiene un sitio en él. Sus
inicios son meramente filosóficos y religiosos. De hecho son éstas las primeras
ramas de esta ciencia que se desarrollan. La cosmología filosófica trata
básicamente de establecer el orden de las cosas y el lugar que ocupa el hombre
en ellas.
La cosmología religiosa busca un objetivo semejante pero enmarcado en
el plan que la divinidad o divinidades tienen para el ser humano. Ambas tienen
sus bases en la antigüedad aunque no sea posible definirlas como ciencias hasta
cerca de 1700 cuando los primeros grandes descubrimientos astronómicos empezaron
a cambiar la mentalidad de las personas sobre si el ser humano era el centro de
la creación o del universo, según la perspectiva. En esta ciencia ya convergen
por primera vez la astronomía, la filosofía, la religión y hasta el esoterismo.
Aunque no está establecida una fecha exacta, la rama más joven de la cosmología
nace a principios del siglo XX. Es la cosmología física que se apoya sobre todo
en la teoría general de la relatividad publicada por Einstein en 1915. Los
descubrimientos sobre la curvatura del espacio-tiempo, el encontrar que no
existía una única Galaxia sino una infinidad de ellas, la teoría del Big Bang (o
la gran explosión) y muchísimas evidencias más hacen que los estudiosos
necesiten plantear una solución al viejo problema del lugar que ocupa el ser
humano en el Universo y tratan de resolverlo básicamente con modelos matemáticos
que conllevan a la aparición de muchas teorías sobre el origen del Universo.
Hay
muchas más ramas de la cosmología como la cosmología del plasma o la de la
expansión cósmica que apoyan una u otra explicación basada en alguna de las
teorías que han surgido. Hoy día y existe un debate muy encendido con las ramas
religiosa y filosófica que sería difícil de explicar pero que todos entendemos
si ponemos en perspectiva que nuestra sociedad tiene ciertos prejuicios sobre el
ateísmo de la ciencia y que muchos confunden con su objetividad. De esta manera
las explicaciones de unos vienen a ser entonces ataques para otros. Lo
interesante es que se trata de una ciencia dinámica que está en constante
evolución y desde ese punto de vista le da validez a sus conocimientos.