Es un trastorno neurológico que puede ser temporal o
permanente que hace que los músculos del cuerpo se contraigan involuntariamente,
en muchos casos de forma muy dolorosa y aunque tiene características similares
al Parkinson hay sus grandes diferencias.
Por ejemplo en el parkinsonismo los
músculos se contraen y se distienden constantemente mientras que en la distonía
los músculos se contraen durante períodos muy prolongados y en muchos casos
hasta de manera permanente, afectando el desplazamiento de las personas, el
poder sostener cosas, causando deformidades en los huesos y en la columna
especialmente; el mal es tan acentuado en muchos casos que las personas pierden
el habla por no poder controlar las cuerdas vocales (que son músculos también).
Muchos de los pacientes se curan consumiendo dopamina o mejoran muchísimo, otros
experimentan un avance paulatino de la misma, empezando por la niñez o la
adolescencia que se agrava con los años; en otras desaparece espontáneamente o
permanece como una serie de contracciones tan leves que ni siquiera parientes
que viven con ellos las notan pues se confunden con una cojera pasajera o uno de
los famosos “calambres” musculares. Es precisamente de esa manera que muchos
pacientes se dan cuenta de que las cosas no están bien pues precisamente un
“calambre” se vuelve frecuente y cada vez más intenso.
Hay cierta polémica en
sobre cómo se origina y que factores intervienen. Se está seguro de que un
accidente físico (un golpe muy fuerte en la cabeza, por ejemplo), la falta de
dopamina, algunos factores hereditarios y la enfermedad de Wernike causan este
trastorno. Sin embargo los investigadores suponen con gran seguridad que se debe
a un desorden bioquímico en el centro que regula los mensajes entre el cerebro y
los músculos, por lo menos los pocos estudios que hay apuntan en esa dirección
guiados por las mejorías que muchos experimentan al tomar dopamina.
Aunque hay
estudios prometedores sobre como curarla la enfermedad es tan rara que no ha
atraído la atención de las grandes compañías y con ello tampoco el capital para
llevarlos a cabo, hay que confesar que al no haber muchos enfermos distónicos
tampoco hay muchos postulantes para llevarlos a cabo, lo cual es muy trágico
para ellos mismos que padecen este mal.
Dentro de las posibles curas para la distonía se descarta
el uso de dopamina pues el cuerpo desarrolla tolerancia a la sustancia y llega
un momento en que el tratamiento deja de ser eficaz, no habiendo encontrado un
sustituto. He de explicar que la dopamina se produce en el cerebro y para que
pueda atravesar la “barrera inmune” del mismo debe administrarse dosis fuertes y
de allí que el cuerpo desarrolle con tanta facilidad tolerancia.