La fuerza de gravedad, descrita formalmente por Isaac Newton
durante la segunda mitad del siglo XVII, es un fenómeno por el cual todos los
objetos con una masa determinada se atraen entre ellos. Esta atracción depende
de la masa del objeto en cuestión; mientras más masa, mayor será la fuerza de
atracción.
Galileo fue uno de los precursores del planteamiento de la
teoría de Newton. Galileo introdujo el concepto de inercia, que se define como
una tendencia que posee todo cuerpo en movimiento a continuar con ese mismo
movimiento. Todo cuerpo en la Tierra su estado natural es el reposo a menos que
una fuerza externa lo ponga en movimiento. En cambio, los planetas y la Luna
están en constante movimiento, por lo tanto debe existir necesariamente una
fuerza que los haga mantenerse en esta condición. Es aquí donde comienza el
trabajo de Newton al elaborar las tres leyes del movimiento.
Newton afirma que un cuerpo en reposo o en movimiento
rectilíneo uniforme permanecerá en esa condición hasta que una fuerza externa
los haga cambiar (primera ley). Este es el caso de los planetas. Los planetas
están siendo atraídos constantemente por el Sol, de la misma manera que una
manzana es atraída hacia el centro de la Tierra al ser desprendida de la rama de
su árbol. Por lo tanto la fuerza de gravedad no es exclusiva para el planeta
Tierra, todos los cuerpos la ejercen, pero depende de la masa de cada uno. Como
el Sol posee una gran cantidad de masa, es capaz de mantener a todo el sistema
solar en órbitas en torno a él.
Según los resultados del experimento de Galileo, todos los
cuerpos caen con la misma aceleración independiente de sus masas. Esto
complementándolo con la segunda ley de Newton (la fuerza que atrae a los objetos
es proporcional a sus masa), lleva a concluir que es la fuerza de gravedad la
que interviene sobre los cuerpos en caída libre y la aceleración es la
aceleración de gravedad que se calcula con la siguiente fórmula: g=GM/R2.
G es una constante conocida como la constante de Newton. M
dice relación con la masa del cuerpo que provoca la aceleración. R es la
distancia que hay entre los dos cuerpos; el que atrae, y el que es atraído.
De esta manera se obtiene la tercera ley de Newton que mide
exactamente la intensidad de la fuerza: F=(GmM)/R2
Con esta fórmula Newton pudo calcular que la fuerza ejercida
por la Tierra (M) sobre la luna (m) es mucho mayor que la ejercida por la Tierra
sobre una manzana. Y la fuerza entre dos manzanas es casi nula. Esto significa
que todo depende de la masa de los cuerpos que se están tratando.