Esta famosa lista de los fugitivos más buscados por el FBI se inspira en los famosos “carteles de
recompensas”, aquellos que decían frases como “Se busca vivo o muerto”. Este
método de captura de fugitivos trata de incentivar a los ciudadanos a participar
con las autoridades ofreciendo para ello una recompensa.
Es un hecho, aún hoy
día, que hay todo un negocio muy rentable, aunque peligroso, al que personas
civiles se dedican con gran esmero. Muchos los recordamos de la películas
“Westerns” (o sea películas del Oeste norteamericano) pero las recompensas se
han ofrecido desde tiempos antiguos. En un principio solo describían, con mayor
o menor precisión a la persona buscada, luego se incluyeron dibujos y hasta
fotografías cuando se disponían. La recompensa ofrecida correspondía con mucho a
lo peligroso que fuera el criminal; en algunos casos era lo mismo capturar vivo
o muerto al fugitivo, mientras que en otras situaciones parte de la recompensa
se retenía si se capturaba muerto y esto dependía del interés que había en que
fuera capturado vivo, para mencionar dos ejemplos: era más fácil identificar al
hombre vivo que a un cadáver, sobre todo si no estaba embalsamado y por otra
parte si se le capturaba sin vida ya no habría ejecución pública, entonces las
ganancias que generaría el “espectáculo” no se obtendrían, parece cruel pero ya
sabemos la dichosa frase: “negocio es negocio”.
Para principios del siglo XX la
cosa se manejaba más o menos igual, un criminal peligroso era requerido por las
autoridades, se emitía una recompensa por su captura y los carteles eran
enviados a las comisarías de policía. Corría el año 1949 cuando cuando un
periodista, William Kinsey Hutchinson, menciona que el FBI pretende hacer una
lista con los “tipos más duros” de capturar. La leyenda dice que después de un
juego de cartas el mismo William Kinsey Hutchinson, editor de un prestigioso
periódico y J. Edgar Hoover, por entonces jefe del FBI, sostuvieron una
conversación sobre como incentivar a los ciudadanos para colaborar en la captura
de los prófugos más difíciles de encontrar y esto motivó al periodista a
publicar el artículo.
Lo cierto es que el artículo despertó tanto interés que al
año siguiente, un 14 de marzo de 1950 se publica la primera de lista de “Los
diez más buscados del FBI” como hoy se le denomina. En ella primero aparecieron
ladrones de bancos y autos, luego fue evolucionando e incluyeron a
secuestradores, militares prófugos, criminales de “cuello blanco”, terroristas y
últimamente han entrado depredadores sexuales, narcotraficantes y pandilleros.
Es increíble lo útil que esta lista de los más buscados ha sido para el FBI, más o menos el noventa
por ciento de los que han estado en la lista han sido detenidos o localizados.
Hay que hacer notar que tratándose de personas en verdad peligrosas las que
están en la lista lo útil y valerosa que ha sido la cooperación de las personas
comunes.