La oración, en términos generales, es un concepto proveniente
de la religión, en el que un creyente se acerca en un acto comunicativo con
Dios. Se trata de un acto de fe natural de una persona que cree en alguna
deidad. Existen muchas formas de orar. La oración puede realizarse en forma
individual o colectiva, de manera formal o bien espontánea, así como también de
manera oral, silenciosa o cantada.
Antiguamente, la mayoría de las religiones primitivas
asociaban la oración con el sacrificio, por otra parte, desde los inicios de
judaísmo y el cristianismo, los salmos y los salterios se constituyeron como
parte fundamental de las oraciones en los templos y sinagogas, consideradas como
casas de oración.
Para los cristianos la oración se puede realizar como forma
de alabanza, o bien de invocación, así como también como acción de gracias, de
petición y de perdón. En realidad es así para la mayoría de las religiones, ya
que el fin último de la oración es realizar un acto de comunión espiritual con
la deidad que sea asociada a su fe, realizando ritos que permitan una relación
más cercana con la divinidad. Debido a lo anterior es que incluso existen
determinadas danzas que en ciertas religiones se consideran como una forma más
de orar, del mismo modo, en que los budistas consideran la meditación como un
fuerte canal de comunicación.
Así como se utiliza la voz o el cuerpo para orar, se utilizan
también ciertos elementos, entre los que encontramos el rosario, un elemento de
la fe Católica que permite a los fieles ir contando las oraciones realizadas a
la Virgen María. Otro ejemplo lo constituye la alfombra de oración de los
musulmanes y la rueda de la oración de los lamas (monjes del budismo tibetano),
que consiste en una caja en forma de cilindro en cuyo interior se encuentran
escritas las oraciones, que al hacer girar la caja, logran surtir su efecto.
La oración no necesariamente tiene un sentido "intelectual",
sino que en algunas de sus formas busca la comunión con Dios o el absoluto
trascendiendo la mente; de esta manera cobra sentido la oración repetitiva y los
mantras usados por los ascéticos de la India. La repetición termina absorbiendo
a la mente conceptual, dejando libre al espíritu para encumbrarse a las alturas.
Como vemos, la oración, en las múltiples formas que adquiere,
es una práctica usual en todas las culturas y religiones del mundo, las que a
pesar de tener propósitos y formas diferentes, intentan acercar al hombre con
aquello que se encuentra por sobre él.