La psoriasis es una inflamación a la piel bastante corriente
y está caracterizada por el brote de erupción en manchas rojas escamosas,
predominantemente sobre los codos, rodillas, tronco, manos y uñas y cuero
cabelludo. No es una enfermedad contagiosa y afecta a alrededor del 3 porciento
de la población mundial. Es producida por un desajuste bioquímico e inmune. Esta
enfermedad puede desarrollarse de forma repentina o gradual y puede aparecer y
desaparecer repetidas veces con el paso del tiempo.
Aunque su causa es desconocida, pareciera que está vinculada
a un trastorno hereditario que puede estar relacionado con una respuesta
inflamatoria por medio de la cual, el sistema inmunitario, accidentalmente ataca
las células del propio cuerpo. En la piel normal, las células nuevas tardan
alrededor de un mes en trasladarse desde las capas más profundas de la piel
hasta la superficie. En el caso de la psoriasis, este mismo proceso es mucho más
rápido, llegando a realizarse en sólo unos pocos días. Así se produce un
recambio constante de células, las células muertas no logran descamarse
lentamente y se mantienen formando grandes escamas.
Existen ciertas conductas o elementos que pueden agravar la
enfermedad como ciertos medicamentos, algunas infecciones bacterianas o víricas,
el consumo excesivo de alcohol, la obesidad, la falta o exceso de luz solar, el
estrés, los climas fríos y el rozamiento, rascado o fricción frecuente de la
piel. En definitiva, cualquier lesión o irritación agrava la enfermedad. En el
caso de pacientes inmunodepresivos o de portadores de enfermedades autoinmunes,
la psoriasis puede ser muy severa.
Frente a la aparición de estas manchas, lo recomendado para
tratarlas es utilizar un champú emoliente; corticoides en crema o loción
capilar; antifúngicos tópicos; moderar la exposición solar; realizar una
fototerapia artificial, previa sensibilización de la piel; someterse a baños
diarios de avena y mantener una buena higiene cutánea; y tener buenos hábitos de
salud, lo que incluye una dieta equilibrada, ejercicios, descanso adecuado y
evitar el estrés.
Estas medidas sólo servirán en caso de que la psoriasis sea
leve, cuando es grave (eritroderma psoriásico) incluso puede requerir de
hospitalización. Para estos pacientes existe una nueva opción que consiste en
inyectar medicamentos llamados biológicos (son proteínas) en vez de ingerirlo
oralmente. Estos se dirigen directamente a la causa de la psoriasis y, de esta
manera, detienen la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Este mal puede afectar de manera negativa la calidad de vida
de los pacientes producto del rechazo o el miedo a éste del grupo de individuos
del entorno. Además, algunos de los tratamientos para la psoriasis aplicados son
muy largos y producen mal olor, lo que contribuye con la aislación de los
pacientes. Todo esto agrava la enfermedad ya que aumenta el estrés del enfermo y
dificulta más una solución rápida del problema.