La razón es un término que se puede definir desde varias
perspectivas. Desde la aritmética, la razón se refiere a aquella diferencia que
existe entre dos cantidades, es decir, la resta. Desde la geometría, la razón
tiene que ver con la operación de la división, en este sentido, se trataría del
número de veces que un número contiene a otro. Sin embargo, la razón como
mayormente se conoce a este término, corresponde a un concepto propio de la
filosofía, y ha sido utilizado para hacer referencia a aquella facultad humana
para resolver problemas con distintos niveles de satisfacción. Se trata de aquel
“pensar” que nos permite dilucidar las mejores soluciones tanto para los
problemas de la vida cotidiana, como para aquellos que poseen una mayor
dificultad.
Una de las principales características de la razón tiene
relación con la lógica. La lógica es aquella herramienta que nos permite usar la
razón en torno al patrón de causa-efecto-solución. Es en base a la lógica como
herramienta de la razón que se han podido establecer dos tipos fundamentales de
razonamiento, el deductivo y el inductivo.
El razonamiento deductivo es aquel que permite establecer
conclusiones a partir de categorías generales. En términos prácticos, es aquel
razonamiento que permite ir de lo general a lo particular, por lo tanto, un
ejemplo de este tipo de razonamiento sería decir que todos los seres humanos
tienen una cabeza, dos brazos y dos piernas, y que Juan es un ser humano, por lo
tanto, tiene una cabeza, dos brazos y dos piernas.
Por otra parte, el razonamiento inductivo es aquel que
comienza a partir de algo particular para lograr una generalización. Es decir,
se realizan conclusiones generales o leyes a partir de observaciones
particulares. Este tipo de razonamiento se instala como el método base de la
investigación científica, sin embargo, en muchas ocasiones se le utiliza junto
al razonamiento de tipo deductivo, lo que en la mayoría de los casos lleva a
resultados más satisfactorios.