La tasa de interés se define como aquel precio que se paga
por el uso del dinero, durante un determinado período de tiempo. Dicho precio se
refiere a un porcentaje de la operación de dinero que se realiza. En el caso de
que se trate de un depósito, entonces la tasa de interés se referirá al pago que
recibe la institución o persona por prestar dicho dinero a otra persona o
empresa.
Las tasas de interés no pueden ser cualquier monto que se
decida imponer, sino que se trata de un monto que el Banco Central de cada país
fija a los demás bancos, los que, a su vez, las fijan la quienes, por ejemplo,
les solicitan un crédito. De este modo, un buen ejemplo sería lo que sucede de
manera genérica, donde la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras
fija una tasa de interés máxima convencional para los créditos. Este monto es el
máximo posible que puede llegar a tomarse como tasa de interés para todas las
instituciones que la cobren, y en caso de superar dicho monto, habrá una sanción
dictada por la ley de dicho país.
Existen varios tipos de tasa de interés y distintos valores
son aplicados según quién la cobre. Es debido a lo anterior, que a la hora de
pedir un préstamo o un crédito, es responsabilidad del consumidor o prestatario,
investigar en torno a todas las opciones que el mercado financiero le ofrece, ya
que obtener un servicio de un banco o una institución financiera, que cobre
altas tasas de interés podría elevar sus deudas de una forma muy significativa.
De este modo, y como ya se ha mencionado, cada vez que se quiera realizar un
gran proyecto, lo mejor será asesorarse por gente experta en el tema, y así
evitar sobrepagar los créditos solicitados o verse agobiado por deudas que
provienen, en su mayoría, de las altas tasas de interés que no fueron
consideradas en un principio, y que elevan las cuotas mensuales en gran medida.