La teoría de la evolución de las especies, también conocida
como la teoría de la selección natural fue propuesta por el naturalista
británico Charles Darwin en 1859, por medio de su libro El Origen de las
Especies. En éste, Darwin explica científicamente la evolución de las
especies a lo largo del tiempo.
La teoría consiste principalmente en la evolución basada en
una selección natural. Frente al medio hostil presentado a un ser vivo en
particular, sólo sobrevivirá aquel que tenga las condiciones para hacerlo, y él
que no será eliminado; por lo tanto la naturaleza selecciona a los más aptos.
Previas a Darwin existieron otras hipótesis que explicaban el
origen de la vida; algunas se apoyaban en las teorías creacionistas basadas en
la creación divina. Por otro lado, más científicamente, estaban aquellos que se
sostenían en la teoría de la generación espontánea, es decir, a partir de la
materia inerte aparecieron los seres vivos.
Darwin antes de exhibir sus postulados, ya era respetado por
la comunidad científica de ese entonces, pues era parte de una familia que había
hecho grandes aportes a la ciencia (Erasmo Darwin). Por lo tanto, de inmediato
se tomaron en cuenta las ideas del naturalista británico.
La teoría de la evolución de las especies de Darwin surge como producto de un viaje realizado
durante cinco años; entre 1831 y 1836. Recorriendo el extremo sur de América, se
interesó mucho por la botánica, zoología y geología del lugar. Se sorprendió por
la diversidad de seres observados e intentó explicar lo que había visto. En 1858
presenta sus trabajos que fueron complementados con ideas del manuscrito de un
naturalista A.R Wallace que contenía más de una idea en común con Darwin.
Aquella diversidad de seres observados por Darwin son
producto de una evolución generada por la selección ejecutada por la naturaleza;
discrimina a los más débiles y rescata a los más fuertes. Un error común en la
concepción de esta teoría consiste en pensar que ante una necesidad del medio,
los individuos desarrollan las habilidades para hacerle frente o adaptarse, lo
cual en realidad no ocurre de esta manera; en una población de individuos,
siempre habrá algunos que producto de las mutaciones genéticas que siempre están
ocurriendo, serán más aptos o adaptados al medio, y estos individuos tendrán por
lo tanto más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, proceso que grafica lo
que en realidad quiere decir la teoría de la evolución de las especies.
Con el tiempo la teoría de Darwin fue evolucionando y
complementándose con trabajos de distintos científicos que fueron apareciendo a
lo largo del tiempo. Durante la segunda mitad del siglo XX y lo más actual
frente al tema en cuestión, la teoría de la evolución derivó en dos fuertes
hipótesis. En primer lugar, la teoría neutralista que rescata más el azar,
subordinando a la selección natural. Por otro lado está la teoría del
neordarvinismo conservador que proponen un concepto llamado el “gen egoísta” que
consiste en que cada gen tiene la finalidad de propagarse en la población, por
lo tanto la competencia no es entre individuos, sino entre genes.