La palabra se refiere a una enfermedad y proviene de Tulare,
un condado ubicado en la parte central de California, los Estados Unidos de
Norteamérica. Por lo que tengo entendido es un condado que se dedicaba a la
crianza, engorde y procesamiento del ganado y de allí que en 1911 se diera el
primer brote documentado de la enfermedad. No nos debe extrañar entonces que la
tularemia lleve también ese nombre.
Esta enfermedad es producida por una bacteria
“francisella tularensis” aunque el nombre original era “pasteurella tularensis”,
el cambio se debe a que con las últimas técnicas genéticas se descubrió que
pertenecía a otro género. Por desgracia se trata de una bacteria muy resistente
al frío, prácticamente se puede congelar sin afectar su estado vegetativo,
tampoco es muy sensible a lejía y las bases fuertes, pero la mayoría de los
otros desinfectantes le resultan muy nocivos. Es endémica de América, Europa y
Asia y es propia de conejos, ardillas y roedores, por lo que muchas veces es
llamada “fiebre de los conejos”.
Los síntomas de la tularemia consisten en una fiebre muy
alta, dolores muy intensos en músculos y articulaciones, más una tos seca, debilidad
progresiva y diarrea, cosas que pueden variar dependiendo de cada persona. Estos síntomas son comunes con la fiebre de tifoidea que
muchos la confunden y de hecho una variante de la enfermedad recibe ese nombre
mismo nombre: tularemia tifoidea; otras versiones son la neumónica, que afecta a
los pulmones; la glandular pues afecta primero a las glándulas salivales y puede
presentarse con úlceras, o afectar a los ojos, boca y faringe.
Existen varios
antibióticos que se pueden usar para combatir la bacteria en la familia de la tetraciclina pero se prefieren los derivados de la estreptomicina. Es propia
conejos y roedores, pasa a las personas por la picadura garrapatas y otros
miembros de la familia de los ácaros. En Estados Unidos de Norteamérica los
primeros casos que se dieron fue en cazadores que eran picados por las
garrapatas de los conejos y ardillas, que por aquella época eran un verdadero
lujo en la dieta de estas personas.
Luego apareció en personas que preparaban
los alimentos, muchos cocineros y empleados de restaurantes finos que estaban en
contacto con los fluidos de animales infectados con la enfermedad pues aspiraban
por las vías respiratorias o absorbían por la boca pequeñas partículas de los
mismos fluidos, también se demostró que por medio de mucosa de los ojos se podía
contraer la enfermedad.
Otro caso demostrado fue el de la contaminación del agua con
materia fecal o fluidos de los animales infectados. Si bien la tularemia no
es necesariamente mortal si tiene un índice bastante alto de mortalidad por lo
que una persona debe tratarse, aún de manera profiláctica o preventiva, para
evitar los peores síntomas. Una vez infectada la persona pueden pasar entre dos
a seis semanas antes de exponer los síntomas, pero ya desde la primera semana de
contagio podrían contagiar a otros por medio de los fluidos aún cuando no se ha
documentado contagios directos entre pacientes.