En si el término no corresponde a ningún acrónimo, significa
literalmente “prisma” y es como han denominado a un programa desarrollado por le
gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica. Nadie tiene una idea exacta de
cuando entró en funcionamiento este programa, lo que si se puede decir es que en
Junio del 2013 estalla en escándalo a nivel mundial cuando Edward Snowden filtra
una serie de documentos que indican con certeza que PRISM es un programa de
vigilancia electrónico-cibernética, o ciberespionaje de las comunicaciones y la información
almacenada en la red.
El objetivo del programa de seguridad es detectar potenciales
amenazas a los Estados Unidos, filtrando datos obtenidos de la red tales como
email, video y voz, archivos almacenados y transferencia de los mismos, datos
clave en redes sociales, uso de palabras clave, e información relacionada.
Edward Joseph Snowden era por entonces un consultor de la
Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA, por sus siglas en inglés) que
previamente había trabajado para la Agencia Central de Inteligencia (CIA,
nuevamente por sus siglas en inglés) como experto en seguridad informática y en
otros puestos afines. En la NSA es donde entra en contacto con el programa PRISM
y se da cuenta que se están violando los derechos de privacidad de millones de
personas.
Los documentos que filtra a la prensa indican que la NSA ha solicitado
a una empresa telefónica que entregara los registros telefónicos de sus
clientes, además de que las grandes compañías informáticas estaban conscientes
de que la NSA tenía acceso a sus servidores, lo que ha sido negado rotundamente
por esas compañías. También se informó recientemente que muchos líderes de
varios países fueron espiados cibernética y electrónicamente, que en particular
que sus teléfonos móviles estuvieron intervenidos en una u otra ocasión.
Recuerdo cómo era una broma muy usual el atribuirle el espionaje cibernético a
la CIA en series de televisión y películas, además resultaba muy convincente
como respondían que la CIA no hacía ese tipo de actividades. ¡Claro! Si era la NSA la que lo hace los de la CIA podían responder que ellos no. Para volver a la
seriedad, en la mismas series de televisión se hablaba ya tácitamente de esta
acciones de la NSA, con el supuesto de que se trata del bien común y es aquí
donde Snowden, un fanático de la privacidad y la protección de la información en
la red, se encontró con un dilema ético: sus empleadores le pedían que hiciera
algo que en conciencia no debía hacer.
Para él y para muchos el programa PRISM
va contra todo lo que se desea que sea la informática y la Internet. Su solución
fue radical: utilizando un navegador anónimo, con toda seguridad el TOR Browser,
publicó la información se consideraba en “super secreta” (Top Secret) o un alto
secreto. En lo particular la “huella cibernética” que dejo en la red no me
parece tan importante como para que la gente se tome la molestia de vigilarme
pues no publico muchos datos personales míos aunque es muy posible que puedan
darse cuenta de ellos de manera indirecta.
Pero como les digo no tengo gran cosa
que ocultar, más que la información de mis alumnos y eso lo manejo con mayor
cuidado. Debemos tener conciencia que el programa PRISM no es único en Estados
Undidos de Norteamérica y que muy posiblemente otros países tengan también sus
propios programas similares de ciberespionaje. Hasta podría haberse desencadenado una especie de
“carrera armamentista” cibernética a raíz de este escándalo si es que ya no
existía. Al fin y al cabo, los gobiernos ya sea mediante este tipo de programas
u otros van a intentar recolectar inteligencia para detener posibles amenazas en
ciberespacio, y para quienes no tienen nada que esconder, esto no debería ser
mayor problema.