Un astrolabio es un instrumento astronómico muy antiguo, en
donde se representa la esfera celeste por medio de una ilustración, con el fin de poder medir
tanto el movimiento como la posición de los astros. Se trata de un instrumento
de forma circular, cuyas demarcaciones se encuentran divididas en grados, los
que son mostrados usando de un brazo móvil, similar a los brazos de un reloj.
El nombre de este particular instrumento proviene de la unión
de dos palabras griegas, “Astro” y “Labio”. La primera de ellas se traduce al
español como “estrella”, mientras que el término “labio” se entiende como “El
que busca”. De este modo, al tener un astrolabio nos encontramos frente a un
“buscador de estrellas”
Para poder medir la altura en el cielo a la que se
encuentran, los cuerpos celestes es necesario que el punto cero del círculo se
oriente con el horizonte, de este modo, lo que indique el brazo móvil podrá ser
interpretado como la "altura" en el firmamento que se pretendía conocer.
Como ya se mencionaba, se trata de un instrumento muy
antiguo, de hecho quien primero se aventuró a utilizarlo fue el griego Hiparco
de Nicea, quien hacia el año 150 antes de Cristo, logró diseñar el primer
ejemplar por medio de la utilización de la teoría de la proyección
estereográfica. Estos instrumentos, fundamentales para la navegación, fueron
utilizados hasta el siglo XVIII cuando lograron ser reemplazados por los
sextantes. Sin embargo, unos siglos antes, específicamente en el siglo XVI, el
astrónomo danés Tycho Brahe logró construir un astrolabio de tres metros de
radio con el que pudo realizar mediciones tan importantes y precisas, que dieron
pie a la formulación de las teorías, aún vigentes, del Sistema Solar.
A partir del uso del astrolabio no sólo se pueden realizar
mediciones en torno a los cuerpos celestes, sino que también se pueden hacer
operaciones mucho más sencillas, como calcular la hora del día o de la noche o
determinar la hora de salida de las estrellas.