Un diván es un sillón estirado en donde las personas pueden tenderse.
Por lo general este no posee respaldos. También la palabra se usa para referirse a colecciones
de poesía en lenguas orientales como el árabe, persa o turco; pero en este artículo exploraremos
el diván como el popular implemento para el hogar.
El diván, que es considerado, como un mueble, nace en la
cultura romana. Donde utilizan tres divanes (llamados triclinum), para que los
hombres se sentaran a comer. En aquella época, el diván, era un objeto
suntuario. Por lo que no muchas personas llegaron a tenerlo, hasta la que los
productos bajaron sus precios, muchos siglos después, con la revolución
industrial y la producción en masa.
De igual manera, los griegos utilizaban el diván, para
relajarse y muchas veces, para dormir en ellos. Ya que, aunque muchos eran
hechos con mármol, los acomodaban y adornaban, con grandes cojines de diversos
colores. Por lo que, al final, eran muy cómodos para sentarse en ellos o
para recostarse.
Varios siglos después, el diván volvió a la palestra, gracias
a los psicoanálisis practicados por Sigmund Freud. El cual utilizó el diván, en
primera instancia, para que el analizado, pudiera tender al sueño y así
practicarle de manera más rápida y fácil, los cuadros de hipnosis que Freud
practicaba a sus pacientes. Luego de dejar esta práctica, el psicoanalista,
continuó con el uso del diván, para que sus pacientes se pudieran relajar y,
aparte, para que le dieran la espalda al sicoanalista. Con ello, según Freud, se
evitaba la transferencia, entre el y el analizado. Ya que el diván, de una forma
u otra, limita con este gesto, la virilidad del analizado, con el psicoanalista.
Hoy en día, el diván es considerado, como un mueble tipo sofá
cama. O sea, que sirve para ambos propósitos.