Un lavavajillas, o lava loza, es un aparato mecánico que limpia platos,
vasos y otros utensilios utilizados en la cocina. Es un elemento muy popular en
restaurantes y también en los hogares de muchas personas, que lo prefieren por
ahorrar el trabajo y el tiempo que implica el lavar la loza. El primer lavavajillas conocido es el patentado por Joel
Houghton en 1850, que funcionaba manualmente. Sin embargo, los aparatos modernos
derivan de la invención de Josephine Cochrane en 1886, que lanzó en la Feria
Mundial de Chicago de 1893. Consistía en un aparato que funcionaba de manera
manual y lo inventó para evitar que sus empleados rompieran su loza fina. En la
década de 1920, se vieron los primeros lavavajillas con bomba permanente. En
1924, se inventó un aparato más pequeño, adecuado para uso doméstico. En 1940,
se añadieron elementos de secado eléctrico. En un comienzo, eran vistos
principalmente en lugares comerciales, pero desde la década de 1970, se han
vuelto muy populares en hogares de varios países del mundo.
El lavavajillas consiste en un aparato con una serie de
bandejas en las que se ubican los utensilios que se desean lavar. Las bandejas
están diseñadas para permitir el lavado del mayor número posible de elementos y
para permitir una distribución cómoda y segura de ellos. Es importante saber que
los lavavajillas están diseñados bajo estándares internacionales, por lo que es
posible que elementos más grandes de lo normal no entren en ellos. Es
aconsejable revisar su capacidad antes de comprar uno.
El lavavajillas funciona rociando agua caliente a los
elementos a lavar. El agua utilizada oscila entre los 55 y 65 grados Celsius.
Para la limpieza, se mezcla agua con detergentes muy potentes y luego se rocía
agua pura para el enjuague. Los ciclos de lavado y enjuague dependen de cada
lavavajillas. Algunos aparatos también tienen incluidos elementos de calor, que
permiten el secado rápido de los utensilios. Además, existe un filtro que
retiene todos los restos de mayor tamaño que se remueven de la loza, que debe ser limpiado periódicamente.
Algunos más modernos, cuentan con un sistema de triturado que sustituye el
filtro.
El interior de un lavavajillas está elaborado con plástico o
acero inoxidable, siendo este último un material más resistente a la dureza del
agua, de mejor aislamiento acústico y de mejor retención de calor para un secado
más rápido. Algunos lavavajillas también disponen de ciclos de lavado
controlados por microprocesadores y sensores que ajustan la duración del lavado
según la cantidad de elementos sucios o la cantidad de suciedad en el agua de
enjuague. Esto permite un importante ahorro de agua y energía al usar cargas
menores.
Al usar un lavavajillas se deben tomar algunas medidas. Hay
algunos artículos que podrían resultar dañados por los detergentes o el agua
caliente. Es el caso de algunos objetos de vidrio y los elementos de aluminio.
También es recomendable lavar a mano los objetos antiguos de valor ya que se
pueden deteriorar con los detergentes. La plata esterlina y el peltre se oxidan
y descoloran con el calor. Los elementos que contienen cera, ceniza y otros
contaminantes, tampoco deben ser puestos en el lavavajillas. Algunos elementos
de plástico podrían derretirse si se ubican muy cerca de la fuente de calor. En
general, es recomendable usarlo exclusivamente para la loza, es decir poner sólo los objetos normales en el lavavajillas como
platos, vasos, copas, cubiertos, tazas, y otros elementos de la cocina, para
evitar malos ratos o riesgos innecesarios.