El concepto satélite se puede referir a dos cosas: un
satélite natural es un cuerpo celeste que orbita un planeta u otro cuerpo más
pequeño, al que se denomina "primario"; no tiene luz propia, tal como los
planetas. Por ejemplo la Luna, que es un satélite, gira en torno al planeta
Tierra.
La definición antes descrita es para un satélite natural, ya
que para los satélites artificiales existe otra. Los satélites artificiales son
aquellos objetos puestos en órbita mediante la intervención humana, creados por
el hombre; es un vehículo que puede o no contener tripulación, el cual es
colocado en órbita alrededor de un astro, con el objetivo de adquirir
información de éste y transmitirla.
En cuanto a los satélites naturales, estos son más pequeños
que el astro al que rodean, y son atraídos recíprocamente por fuerza de
gravedad. Por lo general, aquellos satélites que giran en torno a planetas
principales se les denominan lunas, pues se les asocia al satélite de la Tierra,
la Luna.
Dentro del Sistema Solar existe una gran cantidad de
satélites naturales y todavía no se sabe con exactitud la cantidad. La Tierra
posee tan sólo uno, pero existen otros planetas que pueden llegar a tener más de
60 lunas, por ejemplo Júpiter tiene 63. Sin embargo existen planetas como Venus
y Mercurio que carecen de satélites, no obstante no sería extraño que esta
aseveración cambiara pues hasta estos días se siguen descubriendo más satélites
en el Sistema Solar. Se han descubierto aproximadamente 130 satélites, pero lo
más probable es que en un futuro próximo se encuentren satélites de mayor
tamaño.
Los satélites naturales pueden tener diferentes formas, pese
a que la Luna de la Tierra se vea perfectamente redonda. Los planetas no poseen
una forma perfecta, son ovalados, siendo más anchos en la zona ecuatorial, esto,
además de la fuerza de atracción del sol hace que el movimiento de traslación de
los satélites sea más complejo. A este movimiento se le conoce como movimiento
perturbado.
Por otro lado los satélites artificiales, al ser creados por
el hombre, y a diferencia de los naturales, son colocados arbitrariamente en una
órbita para que gire en torno a un astro determinado. Por esta razón, es posible
modificar su trayectoria. Los satélites artificiales surgieron en la gran
carrera espacial. El primero fue el satélite creado por los rusos, Sputnik,
clocado en la órbita terrestre el 4 de octubre de 1957. Desde aquel entonces,
los satélites artificiales no han cesado, se han ido creando más, siendo estos
cada vez más complejos y específicos.
Los satélites artificiales resultaron ser una coyuntura para
la historia de la astronomía. Un aparato que está otorgando constantemente
información de un astro en particular sin necesidad de haber una persona en la
zona en cuestión. Si lo pensamos con atención el concepto es una verdadera
maravilla y gran logro de la humanidad.