Un tsunami se puede definir como una serie de olas que se producen cuando un
gran cuerpo de agua es desplazado a gran escala. Entre las principales causas de
un tsunami cabe destacar: los terremotos, los movimientos de masa de tierra bajo
las aguas del océano, erupciones volcánicas submarinas, e impactos de
meteoritos. Los efectos de un tsunami pueden variar desde la imperceptibilidad a
escala humana hasta ser devastadores.
El término tsunami se deriva de la palabra japonesa "tsu" que significa bahía
y de la palabra "nami" que significa ola. El término fue adoptado por pescadores
nipones, quienes cuando retornaban de su labor en alta mar, se encontraban con
la sorpresa que el litoral estaba devastado producto de este fenómeno. Para
ellos, que estaban en alta mar, un tsunami era casi imperceptible, pues las olas
que se generan tienen un gran poder devastador sólo cuando están cercanas a lo
que es el litoral costero.
Entre los tsunamis que han hecho historia en el planeta, cabe destacar el que
se produjo en la isla Vancouver en el año 1700 de nuestra era, que abarcó desde
Japón hasta la costa de Norteamérica. En el año 1753, se detectó un tsunami de
gran escala en la ciudad portuguesa de Lisboa que mató a miles de personas. En
nuestro siglo, uno de los fenómenos más notables de este tipo, tuvo lugar en la
ciudad chilena de Valdivia, el cuál se produjo luego de un terremoto de escala
9,5. Éste se hizo notar fuertemente en Hawai así como en Japón, donde cobró un
número importante de víctimas humanas. Finalmente, es importante destacar el
tsunami que tuvo lugar el año 2004 en el océano Índico, el cuál produjo la
muerte de aproximadamente 230.000 personas. Éste llegó incluso a las costas de
Somalia y Tanzania en el continente africano.
En mar abierto las olas asociadas a un tsunami tienen un período
extremadamente largo, es decir, hay un lapso de tiempo considerable entre una
ola y otra asociada al mismo evento, ya que las longitudes de onda pueden
abarcar cientos de kilómetros. Esto es diferente de las olas generadas por
vientos o tormentas tropicales, donde el lapso de tiempo entre una ola y la
siguiente es en promedio de 10 segundos, ya que la longitud de onda es de
aproximadamente 150 metros. La velocidad de las olas en un tsunami alcanzan en
promedio a 800 km/h en mar abierto. Sin embargo, cuando se acercan a la costa y
la profundidad del mar disminuye, la velocidad tiende a disminuir y la altura
tiende a aumentar considerablemente, alcanzando valores que pueden llegar a los
30 metros.
El párrafo final de este artículo hablará de las características que se
sienten en el medio ambiente antes que se produzca un tsunami. Entre éstas, cabe
mencionar las siguientes: terremotos, grandes cantidades de burbujas de gas
salen del agua (hay una sensación de que el océano está hirviendo), el agua de
la costa se siente inusualmente cálida, olor a azufre o petróleo, y finalmente
ruidos inusuales. Debido a los potenciales poderes devastadores que se puedan
producir, es necesario que las autoridades gubernamentales y de otros organismos
tomen medidas en todas aquellas zonas que presenten un peligro potencial de ser
afectadas, tomando en cuenta todas estas característica mencionadas para
prevenir a la población.