Estas impresoras tridimensionales en vez de impresiones
planas en papel o superficies similares, son capaces de crear objetos sólidos en
tres dimensiones (literalmente 3D), lo que es auto explicativo y define de
inmediato el término; lo interesante es el saber cómo funcionan. Estas máquinas
que parecen sacadas de una película de ciencia ficción operan bajo varios principios que tendremos que revisar
uno a uno. Los dos primeros mencionados en varios autores es el de depositar un
sólido o un líquido por medio de un inyector, a semejanza de las impresoras de
inyección de tinta, en el primer caso se usa un sólido en forma de partículas
celulosa o un tipo especial de yeso que gracias a un adhesivo se quedan unidas y
adquieren la forma en la medida que se depositan; el segundo método usa un
líquido que se busca se solidifique al poco tiempo y las capas sucesivas
son las que dan forma al objeto.
Aunque la técnica con celulosa es eficiente al
reproducir objetos éstos resultan algo frágiles, si se compara con el uso de
líquidos que se solidifican requiere del uso de soportes adicionales y
aceleradores del secado, los objetos reproducidos por una impresora así son menos frágiles. El tercer
método consiste en usar rayos láseres para hacer que un polímero líquido se
endurezca sobre una placa, una vez endurecida una “capa” del polímero la placa
se hunde en el líquido y se vuelve a aplicar el láser para endurecer otra capa y
sí sucesivamente se le da forma al objeto. Ahora bien, hay variantes de este
sistema dependiendo del tipo de luz que se use para hacer que el polímero se
endurezca y tenemos el caso del polímero que se endurece cuando dos láseres se
juntan, de esta forma el objeto toma forma dentro del líquido igualmente en
capas pero sin que la placa tenga que estar desplazándose.
Desdichadamente todos
estos métodos tienen algo en común: los disolventes, polímeros, resinas,
adhesivos usados y los residuos que producen son muy tóxicos por lo que para uso
doméstico resultan poco viables, aunque con ciertas medidas de seguridad ya se
ofrecen muchos modelos a nivel industrial y algunos para uso doméstico. Por ello
existen varios proyectos que tratan de mejorar estos modelos y algunos rayan en
lo bizarro: para mencionar un ejemplo está la impresora que usa hielo, ¿ya les
dije que raya en lo bizarro? Pues bien la máquina hace que el agua se cristalice
(para formar hielo) lanzando pequeñas gotas sobre una placa en un contenedor muy
frío, de esta manera poco a poco los objetos van tomando forma. Por supuesto que
son pocas las aplicaciones prácticas que esta forma de impresión tiene pero
demuestra, que si se desea hacerlo de manera no tóxica se puede hacer. Las
aplicaciones exceden a la imaginación: fabricación de modelos a escala,
prototipos de moldes de metal (por ejemplo para partes de un motor), fabricación
de herramientas nuevas o reproducción de las mismas.
Hay una infinidad increíble
de posibles aplicaciones: supongamos que una expedición en la Luna o en Marte
pierde una herramienta o necesitan un repuesto, pues bien solicitan a la tierra
un modelo digital que la impresora 3D que ellos llevan reproduce, con los
polímeros que hoy existen la herramienta podría ser igual en peso, dureza y
demás características. Un amante de hacer las cosas por sí mismo no podría ser
más feliz con tal herramienta, podría ver como quedaría la habitación que quiere
modificar o fabricar los juguetes para sus hijos.