En términos sencillos, una licencia no es más que tener el permiso para hacer algo o
para usarlo. En términos generales se origina del término de licenciatura,
que era el primer grado que le permitía a una persona ejercer una profesión
liberal como la abogacía o la medicina. Cuando alguien tenía una licenciatura
era que tenía permiso para trabajar de la misma forma que hoy día se dice que
uno tiene una licencia de conducir. El concepto evoluciona con el tiempo y se
convierte en una patente, la cual tiene varios aspectos básicos: El primero es
un permiso o licencia propiamente dicho que permite ejercer una profesión o
realizar una actividad como ocurre la patente que permite a una persona vender
abarrotes o licores; el segundo tiene que ver con la protección que un inventor
logra cuando hace un descubrimiento o construye un nuevo ingenio.
Y llegando al tema que nos ocupa, hoy día se ha
hecho muy común hablar de las licencias en es área de la informática y éstas
cubren aspectos tanto de patentes como de permisos aunque debe quedarnos claro
que una patente no es lo mismo que una licencia. En general se tratan de
contratos entre los usuarios del software y los fabricantes del mismo.
Las
licencias de software pueden clasificarse en: Licencias de dominio público que
en realidad no es una licencia en sí misma porque no existe ningún contrato y
abarcan el software que se puede usar, copiar, modificar o redistribuir con o
sin fines de lucro sin ninguna restricción por parte del propietario original.
Licencias de código abierto: En inglés "Open Source", permiten el uso, copia, modificación y
redistribución pero con ciertas restricciones, entre ellas la principal es que
el software que se modifique quede bajo las mismos condiciones de licencia del
original. Algunas restringen al usuario a no lucrar con tal o cual producto y
que si lucra con él debe compartir la ganancia con el autor. Es muy usada por
comunidades como las sustentan el núcleo del sistema operativo GNU Linux.
Licencias de código cerrado: también las llaman licencias privativas o
propietarias, aunque en lo personal prefiero el término “código cerrado” pues
muchos sociedades privadas sustentan licencias de de código abierto como ocurre
con las empresas que sustentan al sistema operativo Mandriva Linux o a Solaris;
por otra parte el software siempre es propiedad de alguien y entonces el término
“propietario” tampoco es apropiado. Como su nombre se indica las licencias de
código cerrado no se pueden usar, copiar, modificar ni redistribuir sin el
permiso del propietario del software.
Algunas licencias permiten distribuir el
software y usarlo gratuitamente como ocurre con el lector de archivos “PDF” que
son muy usados para enviar documentos e imágenes o algunos permiten el uso a
manera de “prueba” del programa durante un tiempo como ocurre con el que
comprime archivos en un contenedor “ZIP” pero pasado el tiempo de prueba hay que
pagar para poder seguir usándolo. Si embargo ambos programas no se pueden
modificar ni redistribuir.
Existe mucha polémica en torno a si el software de código
cerrado o de código abierto es mejor uno sobre el otro. En lo personal creo se
dan ambas situaciones y me voy a valer de dos ejemplos. El primero tiene que ver
con el software que tiene licencia de código cerrado: a principios del año 2010
una empresa que fabrica procesadores de vídeo distribuyó un controlador que
apagaba los ventiladores de las placas de vídeo y como es natural, si el
procesador de vídeo se sobrecalienta se daña. Muchas placas de vídeo se vieron
dañadas pero la empresa solo sustituyó aquellas que el contrato de licencia
decía que estaban en garantía, otras que fueron dañadas por el controlador pero
no eran cubiertas por el contrato no fueron sustituidas aunque muchos usuarios
opinamos que se debió compensarles de alguna manera, aclaré que en lo personal
esa marca es de mis favoritas pero que no uso placas de vídeo con ventilador
pues en mi casa abunda el polvo y por ello los ventiladores suelen atascarse con
facilidad, de allí mi preferencia a usar placas de vídeo cuyo disipador de calor
no use un ventilador.
El segundo caso ocurrió a mediados del mismo año, cuando
un “cracker” introdujo un código malicioso en el núcleo del sistema operativo GNU Linux, pero la seguridad es redundante, es decir del núcleo se tienen copias
en varios servidores y constantemente se verifican, de manera que se pudo evitar
que usuarios copiaran el código malicioso y además se encontró la falla de
seguridad (una terminal abierta con la clave de uno de los programadores). Llevó
muchos días verificar que no hubieran copias con el código malicioso y el cambio
de claves de seguridad pero se demostró que existen vulnerabilidades hasta en
sistemas tan seguros como el GNU Linux y que la seguridad redundante es una de
las mejores garantías que hay en informática.
En lo que estoy de acuerdo con
muchos es que me parece poco moral la cantidad de dinero que los fabricantes de
software de código cerrado ganan a costillas de la necesidad y la ignorancia
para muchos con la venta de licencias que al fin y al cavo ofrecen lo mismo que
los que usamos licencias de código abierto, "open source" o de dominio público. Hay ventajas y
desventajas en todos esos tipos de licencias y es fundamental que un usuario las
lea con calma y detenimiento para valorarlas en lo justo. Todos deberíamos saber
las reglas del juego y sopesar las ventajas y desventajas de unas u otras. Mi
hijo mayor opina que deberíamos usar solo licencias de código abierto, y yo en lo personal
creo que algunas licencias de código cerrado no son tan restrictivas y es bueno
usarlas y muchos piensan que las licencias de código cerrado son las únicas que se
debieran usar. Las pláticas sobre el tema entre mi hijo y yo son muy
interesantes en cuanto al tema pero en el fondo son retóricas pues es un
criterio muy personal el que nos lleva a usar una u otra licencia. La cuestión
es mantenerse informado de manera apropiada.