La migraña o jaqueca es una enfermedad crónica neurológica en
la que se manifiestan ataques de dolor de cabeza intensos. Estos suelen durar
entre 4 y 72 horas, con un dolor pulsátil, náuseas, molestia al ruido y a la
luz, principalmente. Según los médicos, lo más probable es que los episodios
comiencen cuando los vasos sanguíneos del cerebro sufren espasmos. Esto provoca
que el flujo de sangre disminuya en ciertas zonas y, una vez, que el espasmo
ceda, los vasos sanguíneos reaccionen, se engruesen y empiece el dolor agudo.
Las causas de esta enfermedad no se conocen del todo, pero sí
se han logrado establecer algunos patrones que llevan a desencadenarla. En
primer lugar, existe un factor hereditario que no se puede desconocer, es muy
común que éste sea un problema que aqueje a varios miembros de un grupo familiar
y se encuentre presente en los ascendientes y descendientes.
Existen, además, distintos alimentos que pueden contribuir a
desarrollar un episodio cefálico de migraña o jaqueca, tales como, el queso, el
café, la salsa de soya, los chocolates, el alcohol, el vino tinto, y los
productos que tienen aditivos alimenticios y saborizantes. Sin embargo, la
influencia de estos alimentos depende de cada persona. También, hay ciertas
situaciones que las pueden provocar, como el estrés, el insomnio, cambios
hormonales o medioambientales.
A partir de los síntomas, se han establecido dos tipos de
migrañas: la clásica y la común. Para la clásica, el dolor de cabeza está
precedido por molestias visuales que pueden ser visión borrosa, manchas negras o
líneas en zigzag, a las que se le conoce como aurea. Además puede sentirse un
hormigueo en las manos, en la comisura de los labios o en la lengua. Esto se
manifiesta entre 5 y 20 minutos antes de que empiece el dolor, el cual se
desarrolla en un solo hemisferio de la cabeza y de forma pulsátil. Durante la
crisis se pueden producir náuseas, fotofobia y fonofobia, y empeoran con la
actividad física. La principal diferencia de la migraña común con la clásica, es
que la primera no tiene aurea y puede desarrollarse en toda la cabeza. La común,
como su nombre lo indica, es más habitual que la clásica.
Dentro de los tratamientos farmacológicos para la jaqueca,
existen dos tipos principalmente: los que buscan acortar los episodios de crisis
y los que reducen la recurrencia de las migrañas en el tiempo. Los primeros
pueden suministrarse por vía oral, inyecciones o atomizadores nasales. Además,
frente a una migraña intensa, es recomendable mantenerse en reposo en un lugar
sin ruidos y oscuro, poner compresas de agua fría y caliente (alternadamente) en
el cuello y la frente, darse un baño de agua tibia y realizar masajes en el
cuello y la nuca.
Pero lo mejor que se puede hacer para combatir las migrañas
es prevenirlas. Para esto, es útil consumir bastante agua durante el día,
realizar ejercicios, evitar los alimentos que las desencadenan y las situaciones
de estrés, dormir lo suficiente y evitar salir de noche hasta muy tarde y
reducir el consumo de alcohol y tabaco.