El término original con que son conocidas es “nebulosas
planetarias”, y no estoy en lo cierto el por qué se está usando el término nube
planetaria hoy día si básicamente son diferentes: una nube es la dispersión de
un líquido o un sólido en el aire y una nebulosa es la dispersión de gases,
iones, átomos y otros materiales en el vacío y no solo se parecen en eso, hasta
parece contradictorio que lo diga pero tienen sus grandes semejanzas visuales.
También es posible que se deba a que sea corriente que las llame “nebula
planetaria” y en plural “nebulae planetarias” porque nebula significa nube en
latín y su plural es nebulae. Otro detalle muy significativo es que las
nebulosas se confundían con las galaxias debido a la baja resolución que tenían
los primeros telescopios y para no ir muy lejos el ejemplo clásico son las Nubes
de Magallanes, las dos galaxias satélites conocidas de la Vía Láctea llamadas
así porque fueron descubiertas por Francisco de Magallanes en su viaje alrededor
del mundo que al observarlas a simple vista parecen dos manchas o nubes en el
cielo del hemisferio sur.
Habiendo aclaro eso, las nebulosas planetarias son
parte de un grupo llamado nebulosas de emisión pues emiten luz debido a que
están relativamente calientes por estar cerca de estrellas. De estas vamos a
encontrar dos tipos: las asociadas a la formación de estrellas y las asociadas a
la formación de planetas. Pues bien las nebulosas planetarias se forman cuando
una estrella agota su combustible nuclear primario, el hidrógeno y empiezan a
usar el helio que se ha acumulado en su núcleo. Básicamente en un estrella hay
dos “fuerzas” que “luchan”: fuerzas expansivas producidas por las reacciones
nucleares y la gravedad que trata de hacer que la materia se contraiga sobre sí
misma.
Pues bien cuando el núcleo de una estrella contiene mucho helio y casi
nada de hidrógeno se empieza a contraer, mientras que las capas externas todavía
tienen hidrógeno que quemar y se expanden. Al expandirse las capas externas al
núcleo, a pesar que generan su propio calor, se enfrían pues ese calor se
difunde en un espacio mucho mayor haciendo que la estrella adquiera un color
rojo muy característico y en cuanto a su tamaño podemos decir que resulta tan
grande que son llamadas “gigantes rojas”. El núcleo seguirá comprimiéndose hasta
que en un momento dado se “enciende” el helio y empieza a fusionarse formando
carbono y oxígeno. Este proceso es muy inestable pues es sensible a la presión y
la temperatura: como es de suponer el núcleo se calienta y se expande, se enfría
muy rápido y vuelve a comprimirse y calentarse y luego se expande repitiendo el
ciclo una y otra vez.
Durante las expansiones las capas externas se calientan
también y parte del material es expulsado pero una de esas expansiones se
produce con tal intensidad que deja desnudo el núcleo de la estrella, lo que se
suele llamar una “enana blanca” y las capas externas forman la nebulosa
planetaria. La energía de la enana blanca es suficiente para ionizar los gases y
que estos produzcan su propia luz, por ello estas nebulosas se consideran como
nebulosas “calientes” o de “emisión” pues producen su propia luz. Con el tiempo
la enana blanca consume todo el hidrógeno que le queda y ya no tiene masa
suficiente para encender el helio y poco a poco se apaga. Con ello la nube o nebulosa
planetaria se enfría también y deja de brillar.