Una paradoja es el término que se utiliza para definir, desde
la lógica, a aquellas conclusiones que resultan ser contradictorias a partir de
un conjunto de premisas consideradas como válidas. Este término, utilizado desde
la antigüedad, aproximadamente desde el siglo V antes de Cristo, proviene de las
palabras en griego “Para” y “Doxos”, las que en conjunto pueden traducirse al
español como “más allá de lo creíble”.
Las paradojas, por su naturaleza contradictoria, han sido,
desde que fueron definidas por primera vez, objetos de estudio de muchos
expertos de la lógica y las matemáticas. Muchas de ellas, tras ser sometidas a
examen han resultado estar basadas sobre premisas falsas, solucionándose de
inmediato la problemática de la contradicción. Sin embargo, existen muchos otros
casos en los que las paradojas realmente se sustentan en premisas verdaderas, y
a pesar de mantener su carácter contradictorio han aportado, a través de su
estudio, en la evolución, por ejemplo, de las matemáticas.
A modo más explicativo, una paradoja podría definirse
como una afirmación que pareciera ser falsa pero que en realidad es verdadera.
Lo mismo sucede al contrario; una afirmación que parece verdadera pero que
resulta ser falsa. Aquello en común que contienen todas las paradojas es que a
partir de un conjunto de premisas, éstas conducen a contradicciones lógicas, por
lo tanto, se trata de afirmaciones de las cuales es muy difícil, e incluso
imposible, decir si se trata de algo verdadero o de algo falso.
Las paradojas no sólo se encuentran presentes en el mundo de
la lógica y las matemáticas, sino que ha lo largo de la historia se han
utilizado bastante en la literatura, específicamente en la poesía. Un ejemplo de
lo anterior, es el poema de Jorge Tellier llamado “El camino que sube y
baja”.
Si el mismo camino que sube
es el mismo que baja
lo mejor es mirarlo
inmóvil desde una ventana.
Otro ámbito en donde se usan a menudo las paradojas,
corresponde al de las disciplinas contemplativas y místicas, en donde son
comunes para intentar referirse a las realidades que trascienden el ámbito
material, donde las distinciones lógicas comunes dejan de ser relevantes; por
ejemplo el concepto de vacío, primordial en el ámbito del budismo e hinduismo,
incluye una equivalencia entre lo creado y lo increado, la forma y lo sin forma.
Algo que la mente conceptual no puede llegar a imaginar.