Para entender que es una patente hay una larga historia que
conocer y que trataré de resumir. Cuando la revolución industrial nace los
estados se enfrentaron al problema de que varias personas decían ser los
inventores de tal o cual máquina, por ello se llega a un consenso: todo invento
pertenece al pueblo y como el estado es el representante del pueblo, es el
estado el dueño de todo invento. Claro esto no es estrictamente lo que dicen las
leyes pero con ciertas diferencias de país en país es lo que ocurre en la
práctica. Ahora bien la patente es un derecho que el estado concede al inventor
para que pueda disfrutar de los beneficios de su invento por un cierto tiempo de
manera que nadie pueda modificar el invento ni distribuirlo sin permiso del
inventor; es una forma regulada de lo que se conoce como propiedad intelectual.
También existe la figura del concesionario que si bien no se trata del
inventor pero que puede comprar el invento o ha pagado al inventor por su
trabajo para inventarlo. Un gran problema que existe en este sistema es que se
frena mucho el desarrollo: para contarles, James Watt gastó la mitad de su vida
persiguiendo a aquellos que modificaban su invento (aunque fuera para mejorarlo)
y una gran cantidad de dinero haciendo las respectivas demandas legales. Se cree
que esto retrasó la mejora de las máquinas industriales por más de veinte años.
En la actualidad la legislación de patentes se ha tratado de homogeneizar en
todos los países para que de manera sencilla todo el mundo respete las patentes
de otros países ya que todavía a principios y mediados del siglo XX existían
muchos huecos en la legislación internacional. De manera consensual lo que hacen
la mayoría de los inventores es buscar la oficina de patentes de su propio país
o la de un país con mucho poder económico y político para conseguir su patente,
así se asegura de mejor manera el disfrute de las ganancias que el invento pueda
dejar.
Un caso interesante es el que tiene que ver con las patentes de software,
hay una polémica muy grande ya que al inventarse las primeras computadoras uno
podía patentar cada elemento físico de la máquina pero no existía legislación
que protegiera el software. La legislación actual se basa en el principio de que
el software es un “producto o invención implementado por computadoras” por lo
tanto esta ligado al hardware para el que fue originalmente diseñado. Hay que
recordar además que el software original estaba intrínsecamente ligado al
hardware, por ejemplo las famosas tarjetas de lectura que fueron la primera
forma de intercambio de información entre hardware y usuario, teniendo en cuenta
esto por tanto es una forma del mismo hardware y se puede patentar.
Otro
principio a tomar en cuenta es que puede ser considerado como un “producto
intelectual” sobre todo cuando se trata de reproducciones artísticas. Muchos
consideran que esta práctica es del todo inadmisible ya que impide el progreso
de manera similar a lo que ocurre con las patentes de inventos. Un ejemplo de
ello son los sistemas operativos propietarios (bajo una patente por lo general muy restrictiva) y
los “libres”; la evolución de los sistemas libres ha sido mucho más rápida que
la de los propietarios y es claro el porqué, al permitir que cualquier persona
con los conocimientos suficientes pueda mejorar el código fuente del software
tiene como resultado una sucesión de cambios muy rápidos y como en la evolución
natural, los cambios más ventajosos son los que se conservan.
Con los sistemas
propietarios, cuya finalidad es hacer dinero a cualquier costo, el acceso al
código fuente es muy restringido y por personas con pensamientos algo
estereotipados, la evolución es muy lenta, como ejemplo tenemos al famoso
Windows XP que durante 10 años se le hicieron cambios, para mejorar, al punto se
le considera como uno de los mejores de MicroSoft, ahora bien si lo comparamos
con los sistemas basados en Linux en esos 10 años evolucionaron de ser un
sistema casi sin entorno gráfico en un principio a sistemas que no le envidian
nada a los otros de tipo propietarios, superándolos en muchísimos aspectos. En esto hay
mucha polémica y es de esperar una dura competencia (que los partidarios de las
patentes ni siquiera quieren admitir) entre un modelo y otro.