Un cólico es una crisis caracterizada por un dolor abdominal
agudo, pero no constante, ya que su grado de intensidad va variando durante el
episodio de dolor. Estos episodios pueden estar acompañados de náuseas, vómitos
y colitis. Se le llama cólico a cualquier crisis que manifieste los síntomas
anteriores, sin embargo existen diferentes tipos de cólicos y los más comunes
son: biliar, nefrítico, del lactante y menstrual.
Los cólicos biliares biliar o de la vesícula son aquellos que
se produce cuando una piedra o cálculo ubicado en la vesícula, se traslada hacia
los conductos biliares. Ese movimiento es el que genera dolor. Estos ataques
suelen producirse cuando se han ingerido muchos alimentos, especialmente si es
que tienen un alto aporte graso son más frecuentes por la noche, pasadas unas
horas de la ingestión. Entre los síntomas están, dolor abdominal, dolor de
espalda y hombros, nauseas, mareos, fiebre, dolor en el esternón y color
amarillento en la piel, entre otros. Para prevenir la formación de cálculos, y
por ende, de padecer cólicos biliares, es recomendable beber una buena cantidad
de agua, mantener una alimentación sana y evitar la obesidad.
En cuanto al cólico nefrítico tiene una causa similar al
biliar, pero en este caso, el cálculo que produce el dolor se mueve desde el
riñón hacia la vejiga a través del uréter. El dolor comienza en la zona lumbar
para expandirse al área abdominal y, desde allí, descender por la ingle y el
muslo a la zona de la vejiga. La intensidad del dolor es tal, que el paciente
padece ansiedad y espera con temor la próxima crisis, la que puede durar desde
media a ocho o nueve horas, dependiendo del tamaño de la piedra. Generalmente,
este tipo de cólicos no produce fiebre y, de ser así, es producto de una
infección en las vías urinarias.
Los cólicos del lactante, junto con los menstruales, son los
más frecuentes. Son caracterizados por un llanto excesivo y repentino del menor,
generalmente en las tardes o noches. No tienen causas identificables y se
producen entre la segunda semana de nacido y los cuatro meses de edad. Dentro de
los motivos que se indican, pueden producirse por problemas gastrointestinales
como, gas intestinal excesivo o hipersensibilidad a algunos componentes de la
dieta; o por causas conductuales como factores psicosociales de los padres.
Todos los elementos que lo ayuden en su digestión e ingesta relajada de la
leche, contribuyen a disminuir los problemas asociados a los cólicos.
En el caso de los cólicos menstruales, son producidos por las
contracciones que el útero realiza para ayudar a desprender el tejido que
recubre las paredes internas (endometrio) que se desprende como menstruación. No
todas las mujeres padecen de este mal y, cuando no ceden con analgésicos, es
necesario recurrir a un médico.