Los esteroides anabólicos andrógenos son sustancias
sintéticas con características similares a las hormonas masculinas y contribuyen
al desarrollo de los músculos y las características sexuales masculinas. Un uso
correcto de estos químicos puede ser muy beneficioso en el tratamiento de
desnutrición severa, depresión, andropausia, osteoporosis, fracturas, cáncer y
otras enfermedades en donde se ha aumentado el catabolismo de proteínas. Sin
embargo, pueden ser muy peligrosos cuando se abusa de su consumo.
Los esteroides fueron desarrollados a finales de la década
del 30 para tratar el hipogonadismo, un mal relacionado con la baja producción
de testosterona. Durante su implementación, los científicos de la época se
dieron cuenta de los efectos que producía en el aumento del músculo esquelético.
Esto provocó que fisicoculturistas, levantadores de pesas y, luego, atletas y
otros deportistas comenzaran a utilizarlos.
Vienen en diferentes formatos para consumirlos: se pueden
ingerir por vía oral, inyectar intramuscularmente o aplicarlo por medio de un
gel o una crema. Las personas que abusan de estas sustancias toman entre 10 y
100 veces más que las dosis que pueden tener un efecto saludable.
Es muy común que se utilice un sistema piramidal de
administración en dosis cíclicas de 6 a 12 semanas. Se comienza con dosis bajas
y los esteroides se van acumulando en el cuerpo. De ahí empieza a aumentarse la
dosis. En una segunda etapa, los esteroides se reducen a cero y luego, por lo
general se pasa a una tercera etapa, en la que se entrena sin esteroides. Los
deportistas, suelen creer que con este método de consumo gradual, se reducen los
efectos negativos en el cuerpo. Sin embargo, para lograr un aumento en el
volumen muscular es necesario ingerirlo en altas cantidades y por un tiempo
prolongado. Esto hace que los riesgos de consumirlo sean mucho mayores que los
beneficios que se le atribuyen.
Dentro de los efectos secundarios se encuentran: inhibición
de la función sexual, atrofia de las glándulas genitales (tanto en mujeres como
hombres), hipertensión arterial, trastornos de coagulación, riesgo de
enfermedades cardíacas y vasculares, alteraciones sanguíneas (riesgo de
leucemia), presencia de acné, alteración del vello corporal, calvicie prematura,
disminución de la libido, irritabilidad, depresión, formación de edemas, entre
otros efectos. Además, particularmente las mujeres, sufren de masculinización,
es decir se reducen los pechos y la grasa corporal en general, la piel se vuelve
más gruesa, aumenta el vello corporal, el clítoris se agranda y la voz se hace
más profunda debido al aumento de testosterona.
Actualmente, se han desarrollado más de 100 diferentes
esteroides anabólicos y, aunque en muchos países requieren de prescripción
médica para adquirirlos, la mayoría de los esteroides usados suelen tener un
origen ilegal. Además de los riesgos asociados, nos existe evidencia contundente
como para afirmar que estas sustancias aumenten la fuerza o la capacidad de
trabajo de atletas normales.