Los sueños lucidos, son aquellos sueños en que nos damos
cuenta de que estamos soñando, y podemos en mayor o menor grado alterar
los eventos oníricos a voluntad. Esta lucidez tiene distintos grados, que
van del sólo hecho de sospechar en un sueño que algo no anda bien, a ponderar
que podríamos estar soñando y en sus grados más avanzados la lucidez onírica
lleva a realizar plenamente que la experiencia que se está viviendo
es un sueño, junto con la posibilidad de recordar los eventos de la vigilia
y además de poder alterar las situaciones y lugares.
En cuanto a la historia de los sueños lúcidos, los primeros
registros de los mismos se remontan
al siglo VIII, en las antiguas enseñanza del budismo tibetano, que son el primer
y tal vez el más completo sistema formal al respecto. En donde este arte se practicaba según las
instrucciones del llamado yoga del sueño, mediante afirmaciones y visualizaciones
para poder pasar directamente de la vigilia al estado onírico sin perder la conciencia; el
estado se empleaba para facilitar la evolución espiritual realizando diversas
prácticas en este estado.
En las etapas más avanzadas el practicante lograba mantener la conciencia incluso
durante el sueño profundo, sin imágenes ni contenido, en un estado descrito por
estas enseñanzas como trascendental.
En general, la práctica de los sueños lúcidos está presente de una
forma u otra en las tradiciones chamánicas, en donde el chamán se interna en este mundo
,según sus creencias el mundo espiritual, en busca de sabiduría para sanar, buscar la solución a un problema,
o para adquirir poderes.
También existen evidencias de esta práctica en el taoismo, en el
budismo zen, y algunos maestros sufies la mencionan y recomiendan a sus seguidores.
Para los estudiosos del tema, no es una sorpresa de que esta práctica esté presente
de alguna forma en las diversas tradiciones contemplativas, ya que son estas
las que desarrollan la
facultad de la atención, mediante la práctica meditativa. Con el tiempo se afecta
no sólo a la conciencia de vigilia, sino que el estado ampliado de atención
se extiende al estado onírico; por este
motivo, se especula, es que los meditadores y contemplativos en el mediano y largo
plazo experimentan sueños lúcidos de manera espontánea y frecuente.
En occidente, existen recuentos de sueños lúcidos desde la época de
San Agustín, en el siglo V, a través de una carta del mismo. También Tomas de Aquino
alguna vez hizo una breve referencia al tema, pero el primer escrito formal sobre el tema lo
entrega Marquis d'Hervey de Saint Denys, en 1867, mediante el libro "Los
sueños y como guiarlos". El término sueño lúcido fue empleado por primera vez
en 1913 por el holandés Frederik van Eeden, en su libro "Un estudio de los sueños".
En aquella época el concepto de soñar en forma conciente no fue aceptado por la comunidad
científica, y no fue hasta 1975, que Alan Worsley en Inglaterra probó científicamente
el fenómeno; el experimento consistió en enviar señales a través movimientos oculares (los
músculos de los ojos son los únicos que no se paralizan durante el sueño) durante un sueño
lúcido, mientras se monitoreaba el electroencefalograma del sujeto para determinar si
efectivamente se encontraba durmiendo. En los años que siguieron Stephen LaBerge profundizo
en el estudio científico de los sueños lucidos en la universidad de Stanford, y hoy en día
el fenómeno es científicamente aceptado.
Existen varios métodos que son indicados para tener sueños lucidos,
entre los cuales se destaca el llamado WILD (wake induced lucid dream), en donde
el sujeto intenta ingresar concientemente al sueño a través de visualizaciones o
alguna forma básica de actividad mental, como contar, para no perder la conciencia
al quedarse dormido. El problema con este método es que puede tomar mucho tiempo
quedarse dormido y para la mayoría de las personas es sumamente difícil el dominarlo.
El método más ampliamente utilizado para obtener la lucidez onírica
es el llamado MILD (mnemonic induced lucid dream), que consiste en utilizar la intención
y la voluntad, mediante afirmaciones y visualizaciones, para recordar el deseo de lucidez
cuando se este soñando. También se combina esto con el reconocimiento de objetos, lugares
y personas recurrentes en los sueños, para emplearlos como clave para realizar el estado
lúcido.
Las aplicaciones de los sueños lúcidos van desde el desarrollo
psicológico, enfrentando pesadillas, miedos y trabas, hasta la búsqueda de experiencias espirituales
y la sanación.
Para el esoterismo los sueños lucidos son viajes astrales, en donde
la conciencia, que se separa del cuerpo, viaja por los planos sutiles. Incluso las famosas
experiencias fuera del cuerpo son tremendamente similares a estos sueños, sobretodo los
WILD, ya que este tipo de sueño lúcido comienza muchas veces con la sensación de separación
del cuerpo físico en un lugar similar o igual al habitual. Para los científicos, las
experiencias fuera del cuerpo son todas sueños lucidos.
Las investigaciones que se realicen a futuro podrían traer grandes
avances sobre el tema, y tal vez hacer más asequibles estas experiencias al público
en general, permitiendo ampliar considerablemente el horizonte del potencial humano.