Adam Smith fue un filósofo y economista escocés que nació el
5 de junio de 1723 y murió el 17 de julio de 1790. Es considerado el más
importante exponente de la teoría económica clásica. Su principal obra es ‘La
riqueza de las naciones’ y uno de sus conceptos más recordados es el de la mano
invisible, entendido como el egoísmo natural de las personas que contribuirá a
la riqueza de las naciones.
De muy pequeño, Smith perdió a su padre y quedó al cuidado
exclusivamente de su madre. Cuando tenía cuatro años fue secuestrado por un
grupo de gitanos y fue hallado en un bosque luego de la desesperada búsqueda por
parte de su familia.
Era conocido como un niño dulce, estudioso, de buena memoria,
débil y enfermizo. A los catorce años abandonó su natal Kirkcaldy para
incorporarse a la Universidad de Glasgow. Allí fue donde se enamoró de las
matemáticas y comenzó a vincularse con el estudio de las diferentes teorías
económicas. A los tres años se graduó y obtuvo una beca para estudiar en el
Balliol College de Oxford. Al concluir, regresó al lado de su madre para
comenzar a buscar un trabajo.
En 1748 tuvo la oportunidad de dar una serie de conferencias
en Edimburgo gracias a la ayuda de un amigo de la familia. Para Smith fue una
oportunidad para dar a conocer sus primeros postulados. Fue en esa época que
conoció a David Hume, filósofo que sería uno de sus grandes amigos.
Las conferencias fueron todo un éxito y logró que se le diera
un puesto en la Universidad de Glasgow para dictar clases de lógica, las que un
año más tarde fueron de filosofía moral. Fue conocido como un excelente profesor
y se sentía pleno en su trabajo como académico. En 1758 se le nombró decano de
la facultad.
En Glasgow pudo relacionarse con muchos comerciantes y con
ellos pudo compartir sus opiniones respecto al funcionamiento del mercado. En
esas conversaciones fue armando un compendio más acabado y completo de sus
planteamientos, los que se convertirían en su próximo trabajo.
El primer libro escrito por el autor fue ‘La teoría de los
sentimientos morales’. En un sentido filosófico, aún no económico, abordó los
principios de la naturaleza humana que guían el comportamiento social de los
individuos. Concluyó que uno de esos era el egoísmo.
En 1763 dejó la universidad y se convirtió en el tutor del
tercer Duque de Buccleuch. Ambos partieron a Francia y se instalaron en
Toulouse, donde Smith aprovechó de dedicarse a trabajar en una nueva obra. Luego
de ir a Ginebra, pasaron un período en Paris, donde Smith conoció a François
Quesnay, un médico y economista que influyó fuertemente en su trabajo. En 1776,
tanto el pupilo como el tutor, debieron regresar rápidamente a Londres producto
de la muerte de un hermano de Buccleuch.
Para concluir ‘La riqueza de las naciones’ Smith regresó a su
pueblo natal. El trabajo le tomó seis años más y fue publicado en Londres en
1776. Uno de sus principales avances fue que, por primera vez, se estudió la
economía como una ciencia, es decir, se investigó con principios
científicos. Fue una mirada a la economía política clásica y liberal. Buscaba
demostrar, en concordancia con su primera obra, que el Estado no debía
intervenir en los asuntos económicos, ya que el egoísmo espontáneo de los
individuos contribuiría a aumentar la riqueza de las naciones; esa sería la mano
invisible que guiaría a las personas en su actuar económico.Su trabajo fue
reconocido inmediatamente. Sin embargo, él se refugió en Edimburgo y se dedicó a
corregir sus dos obras anteriores.
El trabajo realizado por Smith hace que siga siendo conocido
como el padre de la economía política.