Como es de esperarse el cañón tiene varias leyendas sobre su
uso. La historia está ligada a la de la pólvora negra o pólvora de cañón. El
término viene de caño que a su vez viene de la palabra caña. Un caño es un tubo
largo y vacío en su interior. Cuando es de grandes dimensiones decimos que es un
cañón. Si he de ser sincero nadie sabe con exactitud quien inventó el cañón, se
sabe que los árabes lo trajeron a Europa pero existen un par de leyendas sobre
su creación.
La primera leyenda sobre el invento del cañón, cuenta sobre un monje un poco distraído y que tenía algo de
alquimista llamado Bertoldo Schwartz que colocó dentro de una campana rota unos
objetos y la mezcla de pólvora que hizo estallar por accidente lanzado los
objetos en cierta dirección. Según esto así se construyó el primer cañón: la
bombarda que tenía forma de una campana. Historias similares corren sobre Roger
Bacon y San Alberto Magno, otros dos alquimistas a los que se les atribuye
tanto el invento de la pólvora negra como el del cañón. Lo que puedo afirmar con
seguridad es que cerca del siglo IV de la era cristiana los hindúes ya
utilizaban la pólvora para lanzar objetos con cañones relativamente pequeños
(semejantes a lo que hoy llamamos un motero de pirotecnia) que tenían que
apoyarse en el suelo para dispararse, con el tiempo llegan a construir cañones
de excepcional tamaño, pero fijos y con la finalidad de defender sus ciudades.
Es de los cañones pequeños que los conocedores del tema piensan que los árabes
tomaron la idea pero queda entre telones el porqué lo llevan tan tardíamente a
Europa y por qué precisamente no lo utilizaron en otras guerras.
En Europa la
primera referencia escrita sobre la pólvora y su poder de lanzar un objeto
corresponde precisamente a Roger Bacon que en una de sus múltiples cartas
menciona los componentes de la mezcla y su utilidad. Curiosamente Bertoldo
Schwartz y los árabes en la península ibérica dan a conocer el cañón, muy
similares para decir verdad y casi simultáneamente, lo que inspira la
desconfianza de muchos. Yo en lo particular no dudaría en atribuirlo al monje
Bertoldo Schwartz por el hecho de que trataba de algo aislado y que le llevaría
a él más tiempo el desarrollo del arma de forma independiente. También existe el
hecho de que muchas veces dos o más personas han desarrollado el mismo invento
en tiempos similares.
Por último las referencias sobre el tema y san Alberto
Magno son todas indirectas así que lo doy por descartado respecto al invento del
cañón, pero no quiero quitarle
méritos; realizó un trabajo que rivaliza con la enciclopedia que mucho tiempo
después los filósofos franceses realizaron, fue maestro de Santo Tomás de Aquino
(quien se inspiró en su trabajo para realizar su famosa Suma Teológica) aparte
de los extensos conocimientos de alquimia y botánica que poseía, no en balde es
el santo patrono y protector de los científicos.